Me perdí y no recuerdo mi nombre

Me perdí y no recuerdo mi nombre

Escrito por: María Fuentes Gimeno   @MariaFuentesGim    27 febrero 2015     2 minutos

A todos nos ha pasado. El miedo: las piernas empiezan a temblar, las manos sudan y la cabeza, la cabeza se queda en blanco. No recordamos nada, no pensamos en nada. Solo queremos ir a un lugar seguro, aferrarnos a algo conocido.

Ahora imagínate esta situación midiendo menos de un metro en un mundo que a tus ojos le pertenece a los gigantes. No recordarías ni tu nombre ¿verdad? Tampoco tu dirección y mucho menos, nueve dígitos si ni siquiera has aprendido a contar.

Es muy común que los niños de hasta siete años que se pierden, olviden cuál es su dirección, sus apellidos e incluso, cómo se llaman sus padres. Esto dificulta enormemente los trabajos de los cuerpos de seguridad para encontrar a los padres de los menores que llegan hasta ellos. Y lo peor de todo, el robo o la confusión de la identidad del menor, es una de las herramientas más eficaces de los secuestradores.Por eso como padres debemos proporcionarles a nuestros hijos un asidero que, en caso de necesidad, les de seguridad y les ayude a encontrarnos, a reencontrarse. Este amuleto que puede tornar una experiencia terrible en tan solo un mal rato, es tan sencillo como una tarjetita con su nombre escrito y nuestro móvil.

Hace poco hablábamos del peligro de las etiquetas en la ropa con el nombre de nuestros hijos, por lo tanto puede sonar contradictorio que ahora recomendemos que lleven consigo una tarjeta con sus datos de contacto. La diferencia está en el uso.

Para empezar, la tarjeta no estará a la vista de extraños. Dependiendo de la edad de nuestro peque se la daremos para que la guarde en el bolsillo o se la esconderemos en la ropa (un buen escondite es entre la plantilla y el zapato). Lo importante es que el niño sepa que la lleva y dónde.

En segundo lugar, le enseñaremos que esta tarjeta no debe mostrársela a nadie a menos que se haya perdido y esté con un adulto seguro.

Foto | Morguefile-mensatic


Comentarios cerrados