Los posibles fracasos de la adopción

Los posibles fracasos de la adopción

Escrito por: Daniel Fair    23 septiembre 2016     3 minutos

No existen estadísticas sobre las cifras de los fracasos, pero son una realidad. Los profesionales temen divulgarlos por miedo a las malas interpretaciones y a las conclusiones apresuradas de las personas no directamente implicadas en el tema.

En general, existe una cierta reserva a la hora de hablar de los fracasos que, sin embargo, pueden tener consecuencias dramáticas, en especial para los niños. Los reveses de la adopción se deben normalmente a un conjunto de razones, que muchas veces son los detonantes de una situación mal vivida, y sobre todo de una adopción mal preparada.

En primer lugar, los profesionales destacan errores cometidos por falta de una convicción profunda respecto a lo que implica la adopción, pero también ponen de relieve las equivocaciones cometidas por la administración, ya que esta confía a los adoptantes niños que, dados sus problemas, necesitarían la ayuda permanentemente de especialistas, tanto psicólogos como educadores. Esta falta de apoyo cotidiano es el origen de la mayor parte de los fracasos de los padres adoptivos, que a veces renuncian después de muchos años de convivencia con el niño, sobreexcedidos por la amplitud de las dificultades.

El error de vocación

Hay solicitantes que, aunque bien preparados y asumiendo lo que se proponen, se equivocan acerca de sus verdaderas motivaciones para adoptar; en el fondo, se han hecho ilusiones sobre el fundamento real de su voluntad de paternidad. En la mayoría de los casos, estas personas son muy conscientes de su incapacidad, pero siguen el proceso y, al final, no aceptan el niño que se les confía. En este sentido, es importante recordar la necesidad de trabajar el duelo del niño biológico que no se tendrá —la esterilidad debe aceptarse con tiempo y conociendo los posibles daños— para que la adopción no sea el detonante de problemas no resueltos.

La primera causa de fracaso es la distancia de edadesAdemás, como cada vez más gente renuncia a una posible paternidad por decisión propia, el peso de la sociedad disminuye y se acepta más la idea de que parejas sin hijos puedan sentirse perfectamente realizadas. Este comportamiento, nuevo para las culturas occidentales, se extiende más cada día, lo que supone que en las próximas décadas las parejas sin hijos serán corrientes.

La edad

La primera causa de fracaso es la distancia entre la edad de los adoptantes y la del adoptado. Algunos hijos adoptivos se quejan de haber tenido padres demasiado mayores, que más bien han desempeñado el papel de abuelos. Este conflicto generacional, que también apuntan los hijos biológicos en circunstancias similares, se añade al a falta de lazos de sangre, lo que puede empeorar las relaciones.

Los fracasos pueden tener consecuencias dramáticasAdemás, los adoptantes mayores, acostumbrados a una vida independiente, realizados en su trabajo y con sus manías bien ancladas, tienen más dificultades para aceptar que un tercero revolucione su manera de vivir. Por otra parte, el niño necesita tener modelos parentales para elaborar su personalidad, y puede tener complicaciones, especialmente en el ámbito sexual, para identificarse con padres mayores.

También puede ser motivo de fracaso la edad del adoptado, ya que los niños mayores pueden negarse a aceptar su nueva condición y asirse a lo que han vivido anteriormente. En este caso, acostumbran a sublimar sus recuerdos y a mistificar los primeros pasos que dieron por la vida. Además, el hecho de haber cambiado muchas veces de familia o de institución dificulta el futuro equilibrio de estos niños, que se sienten despreciados y se debaten entre emociones opuestas. Entonces, los niños vuelven una y otra vez sobre si mismos y tienen dificultades de comunicación.

Fuente | ‘Adoptar un hijo hoy‘, por Martine Audusseau-Pouchard


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