Con noviembre ya ha llegado, definitivamente, el otoño. Para algunos supone una estación triste por sus lluvias, el paisaje gris o los árboles que ya van desnudándose, sin embargo el paisaje otoñal es uno de los más hermosos y queridos para multitud de personas. Atrás hemos dejado la algarabía de un verano jubiloso y lleno de ocio, para centrarnos en una rutina donde encontrar nuevas emociones.
Si hay un calzado que gusta a los niños especialmente son las botas de agua. Creo que sienten que les dan libertad para pisar todos los charcos que se encuentren por el camino, sin miedo a ensuciarse y recibir una reprimenda. Cuando era pequeña no había casi opciones, llevabamos unas blancas que "cocían" los pies. No transpiraban y llegabas a casa con los pies completamente arrugados. Pero, los tiempos han cambiado y los diseñadores han encontrado en estos zapatos un magnifico lienzo en el que expresarse.
A los niños les suele fascinar todo lo relacionado con el cielo, más si se trata de fogonazos nocturnos. Por eso Si a mediados de noviembre os perdisteis la lluvia de estrellas de las Leónidas, aún estáis a tiempo de poder llevar a vuestros hijos a alguna zona bien oscura para poder ver otra lluvia de estrellas.
Son muchos los niños que se ven atrapados por la belleza del cielo, y otros tantos los que desde bien pequeños quieren conocer más de las estrellas, los planetas, el universo… Hoy es una oportunidad excelente para pasar con nuestro hijos nuestro pequeños astrónomos, admirando el cielo. Los expertos prometen bonitos fogonazos en el gran techo.