Caídas desde gran altura: la importancia de su prevención
En el año 2009, la Unión Europea anunciaba la introducción de normas de seguridad para diversos artículos de puericultura. La propuesta revisaba también los accidentes por caídas desde gran altura, porque es una de las principales causas de muerte y de lesiones cerebrales / óseas en menores de cinco años, lo cual no quiere decir que en edades superiores no se produzcan estos fatales accidentes, precisamente por tener mayor libertad de movimientos y autonomía.
Siendo – en general – los accidentes, la principal causa de muertes entre población menor de 14 años, he encontrado un documento de la compañía Adeslas, detallando los porcentajes en función de tipos de accidentes. Así encontramos que las caídas (en general, no se especifica si son desde gran altura) suponen un 6 por ciento, pero son la principal causa de visitas a los servicios de Urgencias. La norma de la UE citada, sugiere la conveniencia de garantizar que productos como dispositivos de cierre para ventanas y puertas de balcones, sean ‘a prueba de niños’, mantengan la integridad estructural y resistan el envejecimiento y la exposición a condiciones climatológicas.
Como he dicho, los niños (en general) constituyen un grupo de riesgo cuando hablamos de caídas desde gran altura: la curiosidad y la adquisición de mayor autonomía corporal pueden ser causas de que un pequeño se encarame sobre ese sofá pegado a la ventana de un cuarto piso, y abra una ventana cuyo cierre se rompió y no hemos reparado
A veces pienso que un piso (independientemente de su altura) es un espacio que puede llegar a ser asfixiante para un niño, si no tiene posibilidad de realizar distintas actividades que le mantengan entretenido. Otra cosa es la realidad, y las – a veces – pocas posibilidades que se tienen de sacar a los hijos a la calle. Esta también puede ser una de las causas de las caídas: la inquietud y la necesidad no satisfecha de movimiento, que llevan a querer saber qué hay más allá de las ventanas
A mí me dan pánico, me refiero a ventanas y balcones, independientemente de su altura; con los niños hemos cambiado algunas veces de vivienda, y una constante ha sido la prevención de accidentes. Pero ¿cómo prevenir sin caer en el extremo de coartar el desarrollo y la estimulación del menor?
El principal factor de riesgo a eliminar es la imitación, así los adultos a cargo de los más pequeños, no deberían realizar acciones que para el niño (y a veces para nosotros mismos) suponen un riesgo. Sacar el cuerpo por la ventana, subirse a objetos cerca de los balcones, etc., y por supuesto ¡nada de encaramar a niños pequeños o llevarlos en brazos mientras estamos junto a una ventana abierta!
Otros consejos para evitar accidentes de este tipo son:
* Observa la distribución de mobiliario en la habitación de los niños, la tuya, y los espacios comunes. Los cambiadores, la mesa de estudio del niño, u otros elementos, no pueden estar junto a una ventana.
* Si es conveniente instala bloqueos o dispositivos de seguridad (como redes) en ventanas o puertas de balcones.
* ¿Las barandillas son escalables? Cuidado porque a veces incorporan travesaños horizontales. Para escalar no siempre es necesario un objeto en forma de escalera, tres macetas apiladas también sirven.
* Si un hueco tiene más de 10 centímetros, pasa un niño por él; y además se puede asfixiar si su cabeza queda en una parte y su cuerpo en otra.
* Tú conoces a tu hijo sabes cuáles son sus capacidades, sus intereses, sabes si tienen conciencia del riesgo aunque tenga cuatro años, o si con siete aún debes supervisar más de cerca; así que ¡anticípate!. Sácale a la calle antes de que esté muy nervioso, cierra las ventanas antes de que se despierte, quita los muebles de la terraza para poder dejar que pinte libremente en ella.
* Prevenir es también supervisar a nuestros hijos, pasar mucho tiempo con ellos, y hablar sobre los riesgos conforme vayan creciendo.
Si utilizas elementos de seguridad como los mencionados más arriba, asegúrate de que sean certificados, y compra en establecimientos de confianza. También es muy importante que los equipamientos no obstaculicen las vías de evacuación de la vivienda en caso de – por ejemplo – incendio. Las rejas no reversibles son un buen ejemplo.
Es a partir de ahora cuando debemos enfatizar la prevención de caídas por accidentes desde gran altura: temperaturas más suaves nos llevan a abrir ventanas, y el hecho de que ‘haya más vida en las calles’ puede motivar a los niños a observar, o a asomarse imprudentemente. Y recordad: los espacios si se adaptan, no se hacen sólo por seguridad, sino para garantizar un desarrollo adecuado de las capacidades del niño.
Fotos | Andrew Malone, Kate Ter Haar
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