¿Qué es el activismo para proteger los derechos de los niños?

Existen muchas causas sociales que pueden pasar desapercibidas para un gran número de personas. Sin embargo, el activismo da voz a problemas y áreas de mejora que, en muchos casos, afectan a la infancia. La lucha contra el trabajo infantil es un ejemplo de ello. En definitiva, se enmarcan en este ámbito aquellos movimientos, iniciativas, acciones y propuestas que se alinean con valores fundamentales como el respeto, la dignidad, la solidaridad y el bienestar.

El activismo da visibilidad a temas que tienen una enorme trascendencia en el contexto actual. Así sucede, por ejemplo, con los derechos humanos o la protección de la naturaleza.

El valor del activismo en la sociedad actual: valores para generar un cambio humanista

El activismo se manifiesta como un proceso continuo que está respaldado por la constancia puesto que persigue un cambio que impacte positivamente en la sociedad. De este modo, las voces de distintas personas pueden unirse en torno a un propósito concreto a través de campañas y proyectos que ponen el acento en la sensibilización social. Cuando se vulneran los derechos de niños y adolescentes, quedan expuestos a situaciones de riesgo que pueden suponer una amenaza para su desarrollo, felicidad y bienestar.

Sin embargo, por su propia etapa vital, el niño está especialmente influenciado y condicionado por las decisiones del entorno y por la realidad en la que vive. De este modo, el activismo es una defensa de los derechos humanos. El impacto de algunas variables también puede analizarse a largo plazo. El cambio climático y su repercusión en la infancia es un ejemplo de ello.

Activismo infantil: cuando los niños colaboran con el cambio social

La colaboración, implicación y participación de una persona en una causa concreta puede depender de múltiples factores, entre ellos, la edad. Sin embargo, la sensibilización en torno a la protección de los derechos de los niños también puede empezar a cultivarse en la infancia a través de cuentos, proyectos solidarios y conversaciones en familia.

Por otra parte, el activismo infantil también puede estar inspirado en la influencia y la implicación de personas muy jóvenes que, a pesar de su temprana edad, se han convertido en el altavoz de una causa concreta como, por ejemplo, la vulneración de los derechos de la infancia. Conviene señalar que hay muchas causas que requieren de un tratamiento integral. Algunas de esas realidades están más cerca de lo que imaginas: el acoso escolar, tan tristemente presente en el ámbito educativo, es un ejemplo de ello.

En última instancia, el activismo refleja el deseo de construir un entorno más positivo por medio de acciones que tienen trascendencia, aunque no parezcan tan significativas en el corto plazo. Son iniciativas que muestran una toma de conciencia en torno a los efectos de una realidad que duele y deja huella. El activismo puede estar muy vivo en los centros escolares, en las empresas y en las familias. Muestra una mirada hacia una situación que no se percibe con distancia o indiferencia, sino con empatía, compromiso y sensibilidad.

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