En ocasiones los padres cometen el error de querer tener niños cercanos a la perfección, esto puede llegar a ser muy perjudicial, aumentando el riesgo de los desordenes obsesivos compulsivos.
El hecho de ser perfeccionista es un rasgo de la personalidad de nuestro hijo. Este rasgo puede tener cosas a favor y otras tantas en contra. Contar con una saludable ambición es bueno, pero también puede convertirse en un problema si no estamos atentos.