Una de las muchas precauciones que debemos tener en cuenta con nuestro niño es que su chupete esté siempre limpio y en óptimas condiciones, algo que resulta una tarea, casi imposible, especialmente cuando ya empieza a sentirse más autónomo y sus gateos o primeros pasos le llevan a arrastrarlo por cualquier lugar que necesite explorar.
Con el tiempo, los padres nos hacemos expertos preparadores de biberones. Pero al inicio, en especial a las horas intempestivas en las que, en ocasiones, hay que prepararlos ¿quién no agradecería que se lo hiciera, que ya estuviera listo o que se preparara el solito con el único esfuerzo de darle a un botón.
Las mamaderas y chupetes deben lavarse cuidadosamente; los juguetes y objetos que están al alcance del bebé, sobre todo cuando empieza a llevárselo a la boca, también deben lavarse con frecuencia de ser posible con detergente y agua caliente.
Al parecer la higiene de los niños actuales es excesiva y puede ser contraproducente. Algunos estudios sugieren que la protección exagerada contra los microbios puede provocar que los niños de mayores desarrollen asma, alergias alimentarias, urticaria, e incluso diabetes o trastornos inmunológicos. Aún no se conocen los motivos por los que las enfermedades de origen inmunológico y las alergias están aumentando en los países ricos, pero el exceso de higiene podría ser una causa.
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