
¡No veáis qué patadas me da mi bebé en la tripa! Su padre está empeñado en que será ciclista, pero yo creo que le va a gustar más el balón porque es increíble cómo se mueve. A todas horas, aunque después de comer es exagerado. Como cada vez es más grande, su movilidad es más vigorosa y si te estás atenta te irás dando cuenta de que sus movimientos son diferentes según van pasando las semanas.
. Esto es algo que los padres aprendemos rápidamente. Los vemos desde que son pequeñitos, cuando apenas pueden controlar sus manitos o su cuerpo, tomar todo tipo de riesgo, querer jugar con objetos peligrosos, llevarse todo a la boca, desconocer las alturas, puntas filosas, muebles duros… nada los intimida.
En un artículo anterior de este blog, hablábamos sobre las clásicas 40 semanas de embarazo. Decíamos que si bien ese era el promedio, la duración de los embarazos ronda entre las 37 y las 42 semanas de vida. Y si todo se da normalmente, entonces pasadas esas semanas, ya sean 40, 38 o 41, llegará el día del nacimiento, y por parto natural o por cesárea, llegará el bebé a nuestros brazos. Y de allí, un par de días después, nos iremos tranquilos a casa, con el nuevo integrante de la familia. Eso es lo que toda embarazada y toda pareja de padres, espera que suceda.
Bueno, de la matrona o del matrón, que cada vez hay más hombres que nos ayudan a dar a luz. El papel de ambos tanto en el preparto, como en el parto y postparto es fundamental para que nos sintamos seguras ante la maternidad. En mi caso, el seguimiento del embarazo lo estoy haciendo mediante una matrona que cada cuatro semanas me controla la tensión, el peso, escucha la placenta y los latidos del corazón de mi chiquitajo.
Así a que suena muy bien, pues he empezado con el masaje perineal, que la matrona nos ha recomendado que nos hagamos a partir de la semana 34 todos los días durante diez minutos. El objetivo es dar elasticidad a la zona por la que expulsaremos al bebé y tratar de evitar en la medida de lo posible la episiotomía y los desgarros.