La obsesión por tener niños perfectos

Escrito por: Jaime Gomez    28 abril 2012    2 minutos

La perfección controlada, no desbocada

«A ver si lo ficha el Madrid y me retira». Esta es una de las cientos de frases que podemos escuchar en los padres a la hora de expresar un deseo relacionado con su hijo. Pero la realidad es que realmente piensan que puede ser posible. Y esa obsesión puede crearle al niño problemas serios en el futuro.

Al querer transmitir al niño un tipo de pensamiento único y nada flexible, podemos empeorar su carácter y personalidad, llegando ese sentido de la perfección a afectarle en su propia autoestima y seguridad.

El nivel de exigencia puede ser tan alto que el niño puede llegar a caer en un estado de frustración, derivando en serios sentimientos de culpa y fracaso, alterando la percepción que pueda llegar a tener de su propio desarrollo.

Aunque no debemos confundir la exigencia por la perfección. Sí existe un tipo denominada sana, que además es necesaria para que el niño tenga más carácter a la hora de afrontar retos personales. Sin embargo, hay un tipo de perfección insana que se puede detectar con facilidad. La ira, la inseguridad, la ansiedad por esa perfección son claros detalles de ese nivel de perfección no recomendada que se pretende inculcar en el pequeño.

Los especialistas tienen muy claro que es salvable esta obsesión. No pretendamos crear un monstruo sin llegar a saber realmente las aptitudes que tiene para ello. El desarrollo de sus características es algo natural y los padres deben influir en ello, animándolos a ser mejores pero sin despreciar el esfuerzo realizado, aunque haya sido en vano. Poco a poco, despacito y con buena letra. Que antes que monstruo, hay que ser persona.

Vía | 20 Minutos
Foto | sxc-bjearwicke

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