La sociedad evoluciona y experimenta cambios tecnológicos que abren nuevas puertas de desarrollo a nivel humano. Pero en todo cambio también existe una esencia que permanece. La jardinería como sinónimo de naturaleza es un ejemplo de creatividad que ha acompañado a niños de distintas generaciones y seguirá haciéndolo en el futuro. ¿Cuáles son los beneficios que esta experiencia ofrece a los más pequeños?
Está demostrado que aficionar a los niños a la jardinería o al cuidado de las plantas va a reportarles innumerables beneficios. Ya vimos, hace unos meses, como esta saludable práctica les ayudaba a mejorar sus habilidades intelectuales, sociales y físicas, puesto que a través del cuidado de un ente vivo van a conseguir abrir nuevos canales emocionales hacia el mundo.
Un estudio reciente realizado en el Reino Unido nos ha dejado unos resultados más que sorprendentes. Si hasta el momento los padres intentábamos que nuestros hijos se desarrollaran intelectualmente e, incluso, físicamente, a través de la música, del arte o de una lectura regular, ahora además se suma una práctica que, seguro, no hubiéramos imaginado: la jardinería.
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