Alrededor de los tres años de edad, y gracias a la relación lenguaje-pensamiento, los niños empiezan a ejercitar la memoria a largo plazo, que les permite recordar pequeños episodios o historias protagonizadas por sí mismos. La memoria está compuesta por dos funciones: identificar (reconocer algo) y reproducir (relacionar el objeto en otro espacio o situación).
Es a los tres años, más o menos, cuando nuestro bebé empieza a crear su autobiografía. Esta se desarrolla en torno a los primeros recuerdos que empiezan a tomar forma en su mente afectiva. Por eso es interesante saber que, a partir de ese enjambre de recuerdos, se desarrollan la mayoría de actitudes que le acompañarán el resto de su vida.
Los primeros estudios que demuestran que el feto se acostumbra a los sonidos y por tanto los recuerda, data de 1925. En aquella ocasión se utilizó el sonido de un claxón para comprobar que el bebé se habitua al sonido, recordando que no es un peligro. Una investigación holandesa publicada en la revista Child Development, ha comprobado que a las 30 semanas el feto ha desarrollado una memoria de 10 minutos. El estudio trata de conocer mejor el desarrollo del sistema nervioso central del feto y conseguir crear un examen neurológico intrauterino que podría ayudar a los bebés en riesgo.
Por otra parte, las canciones en los niños forman vínculos afectivos; cuando recordamos una canción aprendida en la infancia, nos trae a la mente diferentes sensaciones, olores y espacios que no recordaríamos con facilidad con el ejercicio puro de la memoria. Los pequeños sentirán que se trata de un juego, y se pondrán alegres al cantar con sus padres, llevando el ritmo, aplaudiendo o incorporando algún instrumento, como un tambor.
¿Tu bebe necesita un andador? Te damos algunos consejos 
Campamentos de surf para niños en Galicia durante el verano 
Depresión postparto: factores de riesgo, síntomas y cómo prevenirla