El próximo 8 de marzo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Independientemente de si se trata de un tema con tintes políticos, lo cierto es que sigue siendo necesario hacer una reflexión sobre como nuestra sociedad continúa utilizando ciertos cánones, costumbres o tradiciones que no benefician a la mujer.
Existen algunos días en el calendario en el que merecen ser totalmente festivos, ya no sólo de forma institucional si no, también, anímica y emocionalmente. El día que nació nuestro hijo, aquel otro en el que recibimos nuestro primer beso de amor o esa jornada en la que conseguimos ser felicitadas por un mérito, seguramente, de diminutas dimensiones pero de inabarcable talla emocional. Son esos días en los que todo tiene mayor sentido y el placer se dilata hasta que la esperanza se infla en bocanadas de oxígeno imperecedero.
El próximo 8 de Marzo se celebra en todo el mundo el Día de la Mujer Trabajadora, fecha en la que se trata de no olvidar el papel fundamental de la mujer dentro de la vida laboral, no sólo como defensora de un oficio particular, convenientemente remunerado, si no también como ama de casa y madre, trabajo que a menudo queda eclipsado por la inercia de la cotidianeidad.
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