Dicen que no hay nada más lindo y gratificante que ver a un bebé sonreír, y así es. La risa de nuestros niños, que aún no conocen de hipocresías ni de dobles sentidos, demuestra que están felices y que aquello que les rodea les es beneficioso. Saber que nuestros hijos se encuentran contentos a nuestro lado, es fundamental para que nuestra tarea de padres se vea recompensada.
Uno de los personajes favoritos de los niños, y que ha logrado hacerse un hueco muy importante en sus momentos de diversión, es Pocoyó. Este mágico niño que comparte sus juegos con unos singulares personajes llenos de encanto. Ellos son los que nos han dado a entender que no se necesitan de las palabras para que la comunicación se produzca. Unos personajes llenos de encanto que han conseguido llegar al corazón de los más pequeños.
El mundo de los bebés sigue siendo todo un misterio, especialmente si queremos encontrar una explicación ante ciertos comportamientos, totalmente naturales y espontáneos, que podemos disfrutar en ellos. Gracias al mundo de Internet, y a la generosidad de algunos padres que nos dejan asomarnos a la vida con sus hijos, podemos comprobar como los niños nos sorprenden de tal forma que, casi, ya parecen auténticos genios en potencia.
Desde bien pronto nuestro bebé intenta comunicarse con nosotros de muchas maneras. Si bien al principio utilizará el llanto, pronto irá pasando al balbuceo y a esos sonidos que, a menudo, nos resultan especialmente divertidos, aunque totalmente incomprensibles. Muchos de ellos son capaces de mantener largas "conversaciones" consigo mismos, es entonces cuando nos preguntamos qué es lo que nos querrán comunicar y que resulta tan importante a razón de sus gestos.
Los niños son seres maravillosos e increíbles. Gracias a su infinita inocencia, son capaces de hacernos sentir y valorar esos pequeños detalles que, acontecen en nuestra vida, y que apenas somos capaces de percibir. Algo que nos lleva a reflexionar para pensar que la felicidad, seguramente, está en esos pequeños detalles que, cada día, dejamos escapar por estar ocupados en otras cosas que creemos son más importantes.
Es evidente que los padres tenemos una gran influencia ante los gustos y preferencias que nuestros hijos van adoptando a lo largo de su vida. Nuestro ejemplo es vital para su desarrollo, así lo vemos a la hora de alimentarse, de tener hábitos saludables o, también, de la forma en la que disfrutamos de nuestro tiempo de ocio. Si somos amantes de un cierto tipo de películas, nos gusta leer o salir de excursión al campo, también serán aficiones que adoptarán nuestros niños, al menos durante los primeros años en los que todavía no han adoptado los suyos propios.
Dicen que los niños ya nacen con un don especial para la comunicación. No en vano el llanto ya es su primera forma de comunicación, a través de la cual conocemos sus necesidades, sus temores o su necesidad de llamar la atención. De hecho, muchas veces, no es nada que les ocurre sino esa manera particular y natural de decirnos que están ahí y que quieren tenernos a su lado.
En muchas ocasiones hemos hablado de la magia, diversión y estímulos que ofrece la lectura a nuestro bebé. Leerles cuentos desde que son pequeños es ir adentrándoles en un mundo nuevo que, posiblemente, les acompañará durante toda su vida, ofreciéndoles toda clase de vivencias hermosas e imperecederas.
¿Son capaces los bebés de mentirnos? ¿Tienen tanta capacidad como para fingir una situación distinta a la que están viviendo? ¿Nacemos ya con la capacidad de actúar? Sin duda son muchas preguntas que no podemos responder, al menos nosotros, que somos profanos en el conocimiento humano desde su total profundidad. Pero si nos dejamos llevar por la actuación que tienen estas gemelas, casi podríamos decir que nacemos con una fuerza innata para camuflar situaciones.
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