8 razones para iniciar una colección de postales en familia

El arte de coleccionar objetos encanta a personas de todas las edades. Ser coleccionista es una experiencia que también pueden vivir los niños. Ellos se adentran en este universo a través de sus propias preferencias de ocio.

Es positivo que el niño elija el campo en el que quiere orientar su proyecto. Existe una idea que inspira a muchas familias en este periodo del año: las postales. ¿Por qué motivar al niño para que inicie este proceso en esta época de vacaciones? Este es un proyecto educativo que puede compartirse en familia.

1. Valor emocional

Detrás de cada postal hay una historia. De hecho, puedes pedir a algunos familiares que envíen postales a tu hijo desde sus lugares de vacaciones. La sorpresa de recibir un mensaje inesperado en el buzón de casa emociona todavía más en un tiempo marcado por la tecnología.

2. Combinación de imagen y texto

Muchos de los libros infantiles muestran con maestría una perfecta combinación de dibujos y palabras. Una síntesis que también está muy presente en una postal que transmite información visual a través de una imagen representativa que, a su vez, está acompañada por un mensaje personalizado.

3. Una manera de viajar sin salir de casa

Las postales contienen la esencia de distintos lugares del mundo. A través de ellas es posible recorrer monumentos emblemáticos, paisajes de ensueño, ciudades y pueblos. Una colección de postales es una invitación para recordar lugares ya visitados o imaginar nuevos horizontes por descubrir.

4. Conservar recuerdos

Las postales están muy vinculadas con la experiencia del viaje, pero estas imágenes también pueden descubrirse en el entorno habitual. Por ejemplo, si acudes a una galería de arte con tu hijo durante este verano, puedes finalizar este itinerario con la visita a la tienda del museo que presenta un variado catálogo de productos con valor artístico. En este inventario encontrarás bonitas postales con imágenes de obras históricas.

Organiza jornadas de turismo familiar en tu lugar de residencia para redescubrir el entorno. Encontrarás tiendas que venden postales y dan vida a los barrios.

5. Un regalo práctico

Las postales poseen, además, un valor decorativo porque pueden adornar un rincón de la casa. Quizá el niño diseñe un bonito mural para dar vida a una de las paredes. Este tipo de tarjeta también puede usarse como marcapáginas de libros y cuentos.

6. Aprender a escribir cartas

Existen distintos aprendizajes significativos que el niño adquiere durante su infancia. Escribir y enviar cartas es una de las experiencias que se enmarca en este contexto. ¿Cómo motivar al peque en este proceso? A través de la elección de una postal con la que quiera sorprender a un ser querido.

7. Un proyecto a largo plazo

Lo más importante es disfrutar con una afición que, además, es tan educativa. Este proyecto requiere de un compromiso a medio plazo para que exista la posibilidad de ampliar la colección con nuevas referencias. Pero, además, una colección de postales que el niño comenzó a crear en la infancia puede seguir formando parte de su vida en otras etapas posteriores.

8. Obras de gran belleza

Las postales destacan por el nivel de perfección con el que muestran un instante concreto. Son pequeñas obras de arte que llegan al hogar por un precio muy económico.

Existen múltiples propuestas que pueden interesar a los niños. La realización de una colección de sellos es otro ejemplo posible. Sin embargo, en un periodo de vacaciones como el presente, la temática propuesta en este artículo está alineada con la experiencia del viaje familiar que es tan frecuente en esta época del año.

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