Emergencias: ¿cómo reaccionar ante las alergias graves (anafilaxis)?

Emergencias: ¿cómo reaccionar ante las alergias graves (anafilaxis)?

Escrito por: Daniel Fair    18 mayo 2017     5 minutos

Las anafilaxis son un tipo de reacciones alérgicas severas en el que un alérgeno concreto ataca con mayor rapidez al organismo. Te damos consejos para evitarlas

Se dice que una persona es alérgica a una sustancia cuando manifiesta trastornos al entrar en contacto con la misma, debido a una reacción exagerada de su organismo.

En la mayoría de los casos, los trastornos de alergia son leves. Sin embargo, en raras ocasiones, pueden manifestarse de manera extremadamente rápida. Los trastornos suelen aparecer a partir del segundo contacto, incluso en cantidades mínimas, con dicha sustancia específica, y, teóricamente, cualquier sustancia puede provocar reacciones alérgicas de gravedad.

¿Cuándo y cómo se manifiestan?

Los síntomas se producen poco después de haber entrado en contacto con la sustancia extraña (entre pocos segundos y treinta minutos), que casi siempre ya ha provocado algún problema con anterioridad, posiblemente menos grave.

No deben infravalorarse los síntomas por muy ligeros que sean, pues la situación puede precipitarse en muy poco tiempo:

  • Prurito, escozor, sensación de tener la lengua y la garganta hinchadas (el niño traga con dificultad).
  • Prurito en la piel, urticaria.
  • Estornudos, rinorrea (flujo nasal) abundante y líquida, escozor en los ojos.
  • Taquicardia (el corazón late con una frecuencia mayor).
  • Sensación de desmayo.
  • Disnea (dificultad para respirar), sensación de ahogo.

¿Cómo reaccionar?

Si no se trata de una reacción alérgica grave que requiera de acción inmediata y poseemos contacto directo con el pediatra, consultarle, a pesar de no estar seguros de que se trate de una reacción alérgica. Si no se puede contactar con el servicio de pediatría del niño, y a este le cuesta respirar o se desmaya, llamar al 112.

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Para estabilizarlo, tenderemos al niño en el suelo con las piernas más elevadas que el resto del cuerpo con el fin de facilitar la afluencia de sangre al cerebro.

Las picaduras de abeja, avispas o abejorros son más comunes durante el verano

Si la causa es una picadura de abeja, avispa o abejorro (una de las reacciones alérgicas más comunes en verano), procurar extraer el aguijón utilizando pinzas o empujando desde la base con una aguja. Puede neutralizarse el veneno recurriendo a sustancias alcalinas (como amoniaco o bicarbonato), pero siempre diluidas. Si la alergia empieza a producirse, recurrir al uso de antihistamínicos (siempre que sepamos la dosis a utilizar y de manera oral) o a las cremas de corticoides (sobre la picadura) antes de partir hacia urgencias. En ningún caso se debe pellizcar la piel alrededor de la picadura, porque estimularíamos la entrada de veneno al organismo.

Si el niño ha perdido el conocimiento, deberemos controlar su ritmo cardíaco y su respiración.

Para estar preparados…

Familiares, maestros, compañeros ocasionales y el propio afectado deben saber reconocer los primeros síntomas de la reacción alérgica, saber qué se ha de hacer y qué fármacos utilizar en cuanto hacen aparición los primeros síntomas. Además, el niño debe llevar siempre encima una tarjeta o una pulsera donde figuren su nombre y el de sus padres, así como su propia dirección, su número de teléfono, incluyendo también el nombre y el teléfono del médico habitual.

Recordar al profesorado y a los monitores que deben tener siempre un kit especial de urgencias adaptado a la alergia del niño.

En las siguientes líneas, enumeraremos las sustancias que provocan reacciones graves con mayor frecuencia, y las precauciones útiles para prevenir un nuevo contacto o controlar de una manera adecuada otros posibles ataques.

Vacuna

Veneno de insectos (abeja, avispa, abejorros, etc.)

  • Prestar atención a los frutales floridos y a los campos de trébol.
  • No dejar caminar al niño con los pies desnudos.
  • Si aireamos el ambiente, controlar atentamente tanto la habitación como las sábanas de la cama del niño.
  • Enseñar al niño a reconocer y a evitar los nidos de avispas.
  • Tener mucho cuidado con los perfumes, las bebidas dulces, la fruta, la miel y la mermelada.
  • No dejar que el niño vaya solo de excursión por el campo o la montaña.

Fármacos (sobre todo, por vía endovenosa o intramuscular: antibióticos, analgésicos, anestesias locales)

  • Siempre se debe informar a los médicos o al personal sanitario de las alergias que el niño padece.
  • Sólo se deben administrar fármacos al niño si el médico lo prescribe.
  • Preguntar al pediatra qué fármacos son ‘‘seguros’’ y llevarlos al ir de vacaciones, sobre todo, si se viaja al extranjero.
  • Siempre se ha de permanecer, por lo menos, media hora en la sala de espera del médico después de una inyección, y se le debe advertir de inmediato si aparece cualquier síntoma sospechoso, por muy ligero que sea.

Alimentos (pescado, crustáceos, huevos, leche)

  • Hay que seguir escrupulosamente la dieta aconsejada por el pediatra. Nunca ensayar con nuevos alimentos (las proteínas de la leche y del huevo se ocultan en varios alimentos de empleo corriente).
  • Siempre que se introduzca un alimento para la infancia debe comprobarse su composición, y consultar con el pediatra si se tienen dudas.
  • Procurar que el pediatra nos indique los fármacos que contienen proteínas de la leche o del huevo.

Extractos alergénicos (vacunas contra las alergias administradas por vía subcutánea)

  • Siempre se ha de permanecer, por lo menos, media hora en la sala de espera del médico después de una dosis de vacuna.

Sangre y derivados (transfusiones, inmunoglobulinas, sueros)

  • Si se le tiene que administrar sangre o alguno de sus derivados, se deben indicar las posibles alergias del niño.

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