Los niños y las mentiras

Los niños y las mentiras

Escrito por: Sacra    13 diciembre 2009     2 minutos

Las causas por las que los niños mienten pueden ser muchas y muy variadas. Generalmente, hasta los cinco años de edad no debemos preocuparnos demasiado por esas pequeñas mentirijillas que suelen ser fruto de su imaginación y de su constante creatividad. Es a partir de esa edad cuando ya debemos preocuparnos, sobre todo porque el niño ya sabe diferenciar entre la realidad y la ficción.

Es sobre todo alrededor de los siete años cuando las mentiras infantiles tienen un sentido oculto y es ahí donde debemos indagar para poder ayudarle a desterrar ese mal hábito que, de no atajarlo a tiempo, le puede perseguir durante toda su vida.

Puede ser que mientan por temor a la reacción del adulto ante cualquier acción o petición o también puede hacerlo para llamar la atención o para darse importancia. En estos casos lo mejor es intenta transmitirle confianza en sí mismo, haciéndole ver que no necesita de todas esas falsedades para ser una persona popular o, en el primer caso, revisar nuestro comportamiento y devolverle la confianza que debemos mantener en nuestra relación.

Pero las mentiras se complican cuando existe en ellas una intención de hacer daño a otros, culpándolos de acciones que no han cometido o de actos con una consecuencia más o menos grave. En este caso lo mejor es consultar con un especialista.

Hay que tener en cuenta que nuestro niño va a crecer en el ambiente que los adultos le ofrezcamos. De este modo si le ofrecemos sinceridad él va a ha aprender a vivir con esta virtud. Por eso hay ciertos ‘vicios de conducta’ que debemos desterrar de nuestra forma de vida a fin de no ‘contagiar’ a los niños. Hay que evitar usar las mentiras sociales como, por ejemplo, decirle que diga por nosotros que no estamos porque no queremos hablar con alguien por teléfono, por ejemplo. Tampoco es bueno que mintamos para sacar cierto provecho material como rebajar la edad del niño para pagar menos en el autobús o en un menú especial para la infancia. Pero quizás una de las prácticas más habituales en los padres es prometerles cosas para que nos dejen en paz y que luego no vamos a cumplir, con esto lo único que estamos consiguiendo es que pierdan la confianza en nosotros ya que no somos capaces de cumplir nuestra palabra.

Vía | Con mis hijos
Dibujo | Editorial Juventud