Padres de acogida, una responsabilidad llena de satisfacciones

Padres de acogida, una responsabilidad llena de satisfacciones

Escrito por: Sacra    10 mayo 2017     4 minutos

Convertirse en padres de acogida, para menores que se encuentran en desamparo, es un gesto maravilloso pero que, además, está lleno de responsabilidad.

Llegadas las fechas estivales, son muchas las noticias que nos llegan, a diario, sobre la necesidad de encontrar a familias en las que poder acoger a un menor. Niños desamparados, que están bajo la tutela del Estado, y que aunque imaginamos que no les falta nada de lo básico, si están carentes de lo más fundamental: el cariño y calor de un hogar. Pero es importante no olvidar que, por desgracia, son muchos los niños que durante todo el año viven en esta situación.

El acogimiento familiar está indicado para aquellos niños que, aun teniendo una familia biológica, debido a diversas circunstancias, no pueden ocuparse de él, por lo que pasa a ser tutelado por el Estado. Con el fin de que estos niños sigan llevando una vida, más o menos, normal y recibiendo todo aquello que necesitan, tanto a nivel educativo, alimentario, sanitario o emocional, se ha creado esta medida de protección temporal.

Miedos por ambas partes

En el momento en el que te decides a abrir las puertas de tu hogar a un niño para ser acogido, lo más normal es que te entren un montón de miedos, principalmente porque, en algunos casos, son niños de familias desestructuradas, que han vivido una niñez plagada de problemas y cuyo carácter se ha ido formando en plena rebeldía. En cualquier caso, dependiendo de la edad del pequeño, así nos encontraremos con mayores o menores dificultades.

La mayoría de los testimonios que ofrecen las familias que han acogido a estos niños, tienen una valoración más que positiva de la experiencia. En cualquier caso, y si existe alguna duda, las propias entidades y asociaciones que gestionan las acogidas, cuentan con un grupo de profesionales como abogados, sanitarios o psicólogos, que te asesoran en todo momento.

Pero también los niños tienen su miedo, aunque a veces lo manifiestan de forma desafiante o, incluso, violenta. Son pequeños que han vivido, en la mayoría de los casos, en una cuerda floja, sin estabilidad y sin apenas cariño. Por eso hay que tener presente que también para ellos puede resultar un motivo de angustia y desazón.

padres de acogida

Los beneficios de ser padres de acogida

Evidentemente, cada familia sacará sus propias conclusiones, pero son muchos los beneficios que nos aporta convivir, aunque sólo sea por un tiempo limitado, con un niño al que, sin ser nuestro hijo de forma permanente, hay que tratarle como tal. Por eso el sentido de la responsabilidad debe estar presente en todo momento. Un niño no es un juguete, ni un capricho por querer llenar ciertos vacío personales o sociales, acoger a un menor es estar dispuesto a entregarse, totalmente, a una tarea que lleva muchas satisfacciones pero, también, mucha responsabilidad.

Pero ¿qué beneficios tiene ser padres de acogida? Seguro que tú encuentras muchos más, pero aquí te dejo algunos:

  • Hacer un bien social. Desgraciadamente los niños siguen siendo, dentro de la población, los más vulnerables y, a menudo, olvidados. Contribuir con la sociedad en la que vives, aportando tu granito de arena, es totalmente satisfactorio, sabiendo que, quizás, con tu aportación hayas conseguido hacer mejor el entorno que nos rodea.
  • Fomentas su crecimiento. Los niños necesitan crecer y desarrollarse en un ambiente equilibrado. Si eso les ha sido negado, o de forma momentánea, interrumpido, es necesario que sigan creyendo que existen los valores, el cariño, el apego y una vida totalmente «normal». Seguir con los estudios, con sus comidas a las horas precisas, con sus visitas al pediatra, cuando lo necesiten, o sentir que alguien les escucha ante sus temores, es ayudarles a crecer en equilibrio.
  • Eres un ejemplo de valores para los demás. A todos se nos llena la boca cuando nombramos la generosidad, la empatía o el altruismo, pero pocos son los que, de verdad, lo llevan a la práctica, o al menos de una forma tan continuada. Si tienes hijos, ya sean biológicos o adoptados, tu actuación será la mejor lección para educarles en valores.
  • Ayudas a las familias de estos niños. En muchas ocasiones, la vida da un giro inesperado, de esos que no sabemos cómo solventar y, aunque no sea la decisión que se desea, hay que dejar la custodia de los hijos a otros mientras se solucionan los problemas que acaecen. Siendo padres de acogida también se está ayudando a mejorar el futuro de esas familias que, desgraciadamente, tienen que pasar por momento duros y muy dolorosos.

Fotos | Acoge-me y Diócesis Málaga


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