Parejas sin hijos: 5 consejos para tener una vida plena y feliz

Tener una vida plena no es un estado permanente que se alcanza a partir de un manual de instrucciones. Aunque las circunstancias externas, y las variables personales y familiares influyen en la felicidad, este estado de armonía depende, en gran medida, de uno mismo: adaptación al cambio, mentalidad de crecimiento, aceptación de las dificultades, expectativas realistas, comportamiento proactivo… Existen muchas parejas y personas que, por diferentes circunstancias, no tienen hijos. Sin duda, el camino hacia la felicidad es diferente cuando este factor responde a una decisión personal o, por el contrario, es un hecho que produce dolor. Más allá del contexto, la búsqueda de la felicidad, entendiendo que no existe una única manera de ser feliz, es una llamada interior. ¿Cómo tener una vida plena y feliz sin tener hijos?
1. Evita idealizar la vida de otras parejas y personas con hijos
¿Alguna vez has identificado la felicidad absoluta con la llegada del primer hijo? Como ocurre cuando la plenitud personal tiende a vincularse con una meta concreta, hay que recordar que ningún hecho, por relevante que sea, se convierte en una garantía. Y es que, la vida y las circunstancias son continuamente cambiantes. Es decir, las parejas con hijos también afrontan grandes responsabilidades, preocupaciones, dificultades y situaciones complejas. No idealices la realidad ajena y no compares el camino que estás recorriendo a nivel vital con la realidad de otras personas.
2. Testimonio de personas y parejas sin hijos
Existen momentos en los que el testimonio de otras personas y parejas sin hijos puede ofrecer una visión constructiva sobre cómo tener una vida plena y feliz. Y es que, la felicidad se busca, se crea y se encuentra en torno a un proyecto vital que tiene formas diferentes.
3. Más allá de la presión social y los estereotipos sobre la felicidad
Las preguntas en torno a la paternidad y la maternidad en la vida de parejas, hombres y mujeres están muy presentes a nivel social. Con frecuencia, muestran un tipo de presión externa que conecta con creencias, ideas y estereotipos sobre la realización personal en la madurez vinculada con la llegada del primer hijo. Más allá de esa imagen y experiencia vital, existen otras muchas realidades.
4. Superar el miedo a envejecer sin tener hijos
Las dudas o el foco de infelicidad en torno a una vida sin hijos, en ocasiones, no se manifiestan en el presente, sino que se desarrollan a largo plazo. Por ejemplo, la persona conecta con diferentes supuestos en torno al futuro: “¿Me arrepentiré de no haber tenido hijos en algún momento? ¿Cómo va a afectar esta circunstancia al resto de mi vida? ¿Y quién estará a mi lado cuando sea mayor?”. Las preguntas pueden ser interminables y, cuando conectan con el miedo o la incertidumbre, es posible que el diálogo interno quede atrapado en una especie de disco rayado. Cuídate y ten en cuenta que tus palabras pueden tener un gran impacto en tu mundo y en tu forma de afrontarlo. Cultiva un diálogo que te dé esperanza, tranquilidad y optimismo.
5. Cultiva el amor en otras facetas de tu vida
El amor se muestra en una expansión constante a través de su conexión con diferentes ámbitos de la realidad. ¿Cómo tener una vida plena sin hijos, incluso aunque hubieses deseado tenerlos? Cultiva el amor, la amabilidad y las conexiones profundas en otros ámbitos de tu vida que te ayudan a descubrirte por medio de otras facetas: hijo, amigo, pareja, primo, voluntario de una organización, vecino responsable e implicado con su entorno… Puedes empezar a cultivar el amor, la amabilidad y la conexión a través del vínculo que estableces contigo (el más importante).
Emprende tu búsqueda hacia la plenitud y la felicidad con un mantra que te dé tranquilidad. Y no te encierres en tus miedos, las dudas o las preguntas sin respuesta. Comparte tu mundo y, si necesitas cuidarte de una forma más especializada, busca también una ayuda profesional.
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