¿Qué es la violencia invisible y cómo afecta a la infancia?

Existen varios tipos de violencia que pueden impactar sobre la existencia del ser humano en distintas etapas. Sin embargo, algunos factores que imprimen un daño profundo sobre las raíces del bienestar emocional en la infancia pasan desapercibidos frente a aquellas formas de violencia que parecen más evidentes por las consecuencias que producen.

La violencia invisible adquiere la forma de un impacto silencioso que, no por ello, duele menos. Y, como consecuencia de esa invisibilidad a la que hacemos referencia, queda desdibujada en la sociedad o no alcanza el nivel de atención que merece.

Comportamientos que duelen y que, en ocasiones, se normalizan

La violencia invisible está perfectamente integrada en numerosas escenas de la vida cotidiana. Allí donde se manifiestan las luces y las sombras de la existencia y de la propia rutina familiar. Existen distintos grados y tipos de violencia invisible. Sin embargo, sería conveniente que cada ser humano tome conciencia de acciones propias que causan alguna herida en los demás. Hay numerosos comportamientos que pueden disfrazar y enmascarar una realidad poco constructiva desde el punto de vista de la inteligencia emocional: juzgar de forma negativa, castigar con la indiferencia personal, vulnerar un derecho ajeno para priorizar el propio egoísmo…

A veces, los síntomas y efectos de la violencia invisible contra la infancia permanecen ocultos bajo la superficie de una apariencia en la que todo parece transcurrir con relativa normalidad. Sin embargo, las raíces del daño aumentan mientras esa realidad se sostiene. La violencia invisible se hace fuerte a través del silencio del entorno. Un silencio que muestra cómo la responsabilidad de una situación injusta se diluye en medio de la masa. Una masa que, en algunas ocasiones, puede ser la propia sociedad en su conjunto porque la violencia invisible puede estar perfectamente alineada con gestos y acciones que se han normalizado.

Tipos de violencia invisible en la sociedad

En ocasiones, el propio acoso escolar parece evidenciar una forma de violencia invisible como refleja el testimonio de aquellas personas que se han sentido totalmente indefensas y desprotegidas ante la incertidumbre y el miedo. La violencia vicaria es otro ejemplo que no siempre tiene la visibilidad deseada en la sociedad.

Existen otras acciones cotidianas que también pueden mostrar un tipo de violencia invisible y que, sin embargo, se relativizan o se normalizan bajo la creencia de que «no es para tanto». Las humillaciones en las que existe la clara intención de ridiculizar al otro, aunque esa intención se oculte o se disfrace bajo una emoción diferente, son un ejemplo de ello.

Pues bien, la violencia también puede tener un componente estructural, al estar integrada en el sistema a través de creencias que producen algún tipo de desigualdad en el ámbito social. Aquello que no se ve, o que no resulta tan visible en apariencia, no desaparece por sí mismo. Es decir, sigue existiendo. Pero la búsqueda de una solución se complica mientras la mirada parece dirigirse hacia otra parte que no apele de una forma tan clara y directa a la conciencia individual y colectiva.

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