En España tenemos el vicio de meternos en la vida de los demás, solo hay que ver los programas que triunfan en la tele para comprobarlo. Damos opinión sin que nos la pidan, aunque no nos gusta nada recibirla. Las madres somos especialmente conscientes de lo entrometida y criticona que es la gente. Nos cuestionan, nos cuestionamos, todo lo referente a la maternidad. Si es pronto o tarde, si los niños se llevan mucho o poco, si toma bibe o teta, si optamos por uno u otro modelo de crianza, si preferimos educación pública o privada, etc. Todo es susceptible de ser criticado, juzgado y comentado.
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