Uno de los accidentes domésticos más frecuentes que sufren los menores son las quemaduras. Estas se pueden producir por múltiples factores. En realidad, las casas suelen estar llenas de peligros asociados al fuego. Por ello es muy importante aprender a reconocer los tipos de quemaduras y cómo actuar con cada una.
Hay madres tan obsesionadas por el aspecto físico que no dudan en tratar de modificar el de sus hijas pequeñas. Hemos visto algunas que les tiñen el pelo, les depilan las cejas, que inyectan botox en rostros de 8 añitos y la que regala aumentos de pecho a su hija de 9 por el cumpleaños. La última en unirse a esta, para mí desquiciada lista, es la que ha quemado a su hija con rayos UVA.
Mal que nos pese, y sin intención de hacer sentir culpable a nadie, cuando un pequeño se quema es por falta de atención de los adultos. De hecho, estadísticamente, el 70 por ciento de los accidentes domésticos en niños son quemaduras. Los pequeños suelen quemarse con el derrame de líquidos calientes, como agua o leche.
Con la llegada del buen tiempo llegan también los riesgos por la exposición al sol. Proteger la piel de nuestros hijos es muy importante para prevenir el cáncer de piel cuando sean adultos. Además de las lociones apropiadas a su edad y la ropa protectora, los niños deberían utilizar un gorro que les proteja la cabeza, cuello y hombros.
El sol ya empieza a calentar y es muy importante proteger a los niños de los rayos ultravioletas. Las cremas para extenderles sobre la piel son fundamentales. Sin embargo, es preciso saber bien qué lociones están indicadas para los niños, el grado de protección que tienen y la confianza y garantía que ofrecen las distintas marcas.