Gelotofobia, miedo a las burlas

Gelotofobia, miedo a las burlas

Escrito por: Maite Nicuesa    13 septiembre 2011     3 minutos

La infancia es un periodo de la vida que puede ser muy amargo para algunos niños. Y es que, no todos los niños se sienten integrados en el colegio y tienen amigos. Algunos al contrario, sienten la soledad de sentirse diferentes, sencillamente, porque el resto del grupo así les hace sentirse. La gelotofobia es el miedo a las burlas y a las risas que produce entre otras cosas complejo de inferioridad, ansiedad, miedo a las relaciones sociales, falta de autoestima… Esta sensación de inseguridad puede empezar a formarse en la infancia o en la adolescencia.

La realidad es que, a veces, los niños son muy crueles. El problema de la gelotofobia es que puede dejar huella incluso en la etapa adulta, de este modo, aquellas personas que se han sentido ridiculizadas y vulnerables, experimentan dolor simplemente, por escuchar una risa en el entorno (sienten que la causa de esa risa son ellas mismas). Hoy me gustaría darte algunos consejos sobre cómo es posible evitar la aparición de la gelotofobia en la infancia:

1) Por una parte, los padres y adultos como profesores nunca deben ridiculizar a un niño. Nunca deben hacerlo cuando el niño está solo pero mucho menos deben hacerlo delante de otros niños.
2) Evita el autoritarismo. Es mejor, razonar y argumentar los motivos de una decisión determinada.
3) El cariño es fundamental ya que un niño que se siente querido sabe que es importante. Es decir, su autoestima también crece.
4) Siempre es positivo evitar las etiquetas, es decir, intentar encasillar al niño, sencillamente, porque las etiquetas limitan la riqueza personal. Y también, porque a cada persona se le debe llamar por su nombre.
5) Aquellos niños que se burlan de otros compañeros deben corregir su actitud. Por ello, los padres deben ser muy severos en este aspecto porque con este tipo de comportamiento se puede hacer mucho daño a los demás. Todos deberíamos aprender a tratar al prójimo como nos gustaría que nos tratasen a nosotros. Y este comportamiento debe adquirirse desde los primeros años de vida. Es decir, no dudes en castigar a tu hijo cuando sabes que no actuó correctamente. Es mucho más grave que un niño se burle y se ría de un compañero que el hecho de que no haya hecho la tarea un día determinado.
6) El sentido del humor implica reirte con la persona. Pero nunca reírte de los demás.
7) En el colegio se debe educar en valores potenciando el respeto y la empatía. Algo que también se debe hacer en el seno del hogar. ¿Cómo se logra este objetivo? La realidad es que a veces, la educación no es un manual de intrucciones porque las personas no somos máquinas, es decir, desde un punto de vista filosófico cada persona es única e irrepetible. El ejemplo que los padres dan a sus hijos es básico y también, la corrección de algo que no se ha hecho bien es inevitable.

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