5 causas de la pérdida del hábito de la lectura en verano

Aunque las vacaciones de verano, que adquieren una especial relevancia en la etapa académica, representen un periodo tan importante para disfrutar de la lectura, con frecuencia, el hábito lector se reduce en esta época del año. Y, en ocasiones, la pérdida de aquellas rutinas que durante el resto del año potencian el encuentro con la literatura, impacta de forma muy negativa en un hábito que ha tardado meses en cultivarse y mantenerse. ¿Cuáles son las causas que propician esta pérdida de interés en la lectura?
1. Ruptura con la rutina frecuente
Este cambio se enmarca en un contexto en el que la rutina familiar cambia de forma más significativa en relación con planes, costumbres y encuentros. Como consecuencia de ello, ante la novedad de los planes y actividades estivales, muchos de esos momentos que se han cultivado durante el curso, quedan en un segundo plano. Es decir, permanecen en pausa a la espera de que llegue el mes de septiembre.
2. Libros que quedan sin terminar
El hábito de la lectura no se reduce a ir a la biblioteca, al inicio de las vacaciones. Existe una situación que suele repetirse en esta época del año: aquellas lecturas estivales que algunas familias toman en préstamo para disfrutar de nuevas historias durante el verano, se devuelven de nuevo a la biblioteca sin haberse leído realmente. Es decir, los libros han ocupado un espacio en casa, pero no han conectado verdaderamente con el lector.
3. Cuando la lectura se asocia con la obligación y el aburrimiento
Si la lectura se asocia principalmente con la obligación, el aburrimiento se convierte en una consecuencia directa. Niños, adolescentes y familias quieren huir del aburrimiento durante las vacaciones. Es decir, desean alejarse de aquello que supone un esfuerzo constante durante el curso. Sin embargo, la lectura también tiene un componente recreativo. Es decir, basado en el disfrute y el entretenimiento.
4. Una situación que se repite verano tras verano
Aunque cada verano es único, la historia de cada periodo estival puede ser similar para cada niño en función de su propia experiencia. Y cuando dejar en un segundo plano el valor de la lectura se convierte en una costumbre, ese hecho se normaliza por el efecto de la costumbre cada vez que finaliza el periodo académico.
5. Pérdida de conexión con el entorno escolar
Aunque la familia puede realizar una gran labor en relación con el fortalecimiento del hábito de la lectura, en ocasiones, el colegio y otros espacios culturales se convierten en la principal referencia no solo para los niños, sino también para los progenitores.
¿Quieres que el hábito de la lectura acompañe a tu hijo a lo largo de los veranos de su infancia? En ese caso, analiza aquellos factores que, según tu perspectiva, pueden interferir en el proceso. Y toma la iniciativa para abrir las puertas a la literatura, los cuentos, los viajes culturales, la lectura en voz alta y la visita a la biblioteca durante las mañanas del verano.
Comentarios cerrados