Alguien tiene que ceder
¿Qué pasa cuando nosotras queremos otro hijo y él no? Tendremos que resolver este antagonismo sin dañar al otro. El conflicto se acentúa aun más cuando ninguno de los dos pretende ceder en su postura para que su posición prevalezca.
Para la mayoría de las mujeres, el nacimiento de un hijo es considerado como lo mejor que le paso en toda su vida y la mayoría de nosotras queremos revivir este momento. Pero hay veces en las que el hombre no está de acuerdo con tener otro niño ya que en su balanza pone otros valores. De esta forma se genera una diferencia que es importante superar sin que ninguno se sienta mal.
Algunas parejas pueden conciliar posiciones tan antagónicas, otras no lo logran. Lo cierto es que la conciliación entre ambas posturas dependerá en forma directa de lo que signifique este nuevo proyecto de maternidad para la mujer y la flexibilidad del hombre.
Tal vez ella no haya tenido en cuenta las dificultades que vienen aparejadas con un bebé. Tal vez él no ha tenido en cuenta lo maravilloso que sería tener otro hijo.
Es muy importante tener presente que existen cuestiones básicas sobre las cuales es bueno conversar preventivamente, entre otras, las relaciones con los respectivos padres y madres, el manejo del dinero, el disfrute del tiempo libre, la sexualidad, los hijos, incluyendo cuántos hijos tener, en qué condiciones, su educación y demás.
No es muy normal que las parejas hablen de este tema de antemano. Normalmente esto ocurre porque no se sabe cómo encararlo. Es habitual que se dé por supuesto que el otro piensa igual que yo. Son embargo, para construir un ‘nosotros’ hay que aclarar malentendidos. El terrenos de lo sobreentendido es farragoso. Aceptar y amar al otro en sus diferentas implica aprender a des-centrarse de uno mismo. Suponer que la otra persona piensa o debería hacerlo, igual que uno es una simplificación que suele llevarnos, en ciertos momentos, a darnos de narices con la realidad. Por eso debemos darnos cuenta que el otro es diferente a nuestra fantasía y dese implica un dolor emocional. Descubrir que él no quiere tener un hijo puede ser doloroso.
El conflicto se agudiza cuando ninguno cede en su postura y puna para que su posición prevalezca. Cuando esto pasa se llega a un resentimiento que desemboca en un dilema. De hecho, en algunas familias, el tema se torna irreconciliable porque para la mujer puede significar una gran decepcion que su pareja no desea lo que para ella era natural.
Vía | Ser Padres Hoy