Divorcio gris: qué ocurre cuando los abuelos se divorcian

Divorcio gris: qué ocurre cuando los abuelos se divorcian

Escrito por: Maite Nicuesa    30 septiembre 2024     3 minutos

Los niños no solo pueden vivir de cerca el divorcio en sus padres o en sus tíos, por ello, profundizamos en el fenómeno del divorcio gris

El divorcio es un ingrediente que impacta en muchas familias. Sin embargo, no solo lo hace cuando una pareja con hijos pequeños o adolescentes decide romper el vínculo. Hay una nueva realidad que destaca en la actualidad: el divorcio gris remite a un tipo de ruptura que se materializa tras un largo periodo de vida en común.

De este modo, en un momento en el que la esperanza de vida es notable en muchos países, las parejas pueden visualizar un horizonte de cambio y realización personal más allá de los 50, los 60 y los 70 años. Una edad en la que el divorcio suele generar confusión y desorientación en el entorno cercano de hijos y nietos. Y es que, aunque los hijos sean adultos y tengan su propia independencia, deben asimilar ese punto de inflexión.

Cuando el divorcio llega en una etapa de madurez

El divorcio gris puede ser la consecuencia de haber llegado al límite. Es decir, quienes deciden separarse, ya no quieren apostar por un último intento para salvar la relación. Consideran que el vínculo está totalmente deteriorado y desgastado por conflictos, problemas de comunicación, distancia emocional y otros factores. Las parejas que alcanzan esta fase de madurez atraviesan por diferentes etapas.

Por ejemplo, muchas de ellas dan la bienvenida a un nuevo papel en sus vidas: el de abuelos. Y también pasan por esa fase en la que los hijos se van de casa y, en ocasiones, esa nueva realidad deriva en el síndrome del nido vacío. La transformación familiar y social es constante. Por ello, actualmente, también es posible que un hijo vuelva de nuevo al hogar tras separarse de la pareja.

El Divorcio Gris Y Su Impacto En La Familia

Cómo evitar que la situación afecte de manera negativa a los nietos

Aunque el divorcio ya no se percibe a nivel social desde una perspectiva dramática o negativa, este suele vincularse principalmente con parejas más jóvenes. Y, sin embargo, también afecta a mayores de 60 años. En el caso de las parejas que tienen hijos y nietos, la ruptura produce una influencia directa en el entorno próximo. Es esencial respetar la decisión aunque pueda producir dudas y confusión. La situación también puede influir en los niños, por esta razón, conviene crear un entorno de estabilidad para que el cambio no tenga un tono negativo. Por ejemplo, es aconsejable que los abuelos sigan participando de los momentos especiales y fechas señaladas de la vida del niño, más allá de la ruptura.

Por otra parte, los hijos y otras personas cercanas deben evitar el edadismo. Es decir, es importante evitar cualquier etiqueta, estereotipo, palabra negativa o prejuicio en torno a aquello que en ocasiones es posible presuponer sobre la evolución del amor en la madurez después de una vida en común. Es importante ofrecer apoyo a quienes incluso parecen haber tomado la decisión de forma reflexiva y consciente porque experimentan sus propias dificultades sociales y emocionales. Y es que, no es fácil dar los primeros pasos en una nueva etapa que comienza.

Cuando una pareja con hijos se divorcia, los abuelos suelen convertirse en ese pilar que arropa y protege. Es decir, facilitan la transición hacia la nueva etapa. Colaboran en rutinas y tareas para potenciar la conciliación. Escuchan y aportan calidez con su cercanía. Del mismo modo, los hijos adultos pueden proporcionar una red de apoyo para ambos. Y, en ese caso, es esencial no hablar de forma negativa sobre lo sucedido delante de los niños.


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