El gateo estimula su inteligencia
Son muchos los profesionales que consideran vital la etapa del gateo para nuestro bebé. El gateo les ayuda a fortalecer sus músculos del mismo modo que aprenderá, de forma natural, a sentarse solo, volver al suelo y reptar cuando lo desee y ponerse de pie por sus propios medios. Por eso es importante ofrecerle a nuestro pequeño un espacio adecuado en el que poderse mover y, así descubrir por sí mismo, las múltiples posibilidades de movimiento que le ofrece su propio cuerpo.
El reptado y el gateo les permite moverse a su antojo y, por lo tanto, descubrir nuevas texturas (parquet, moqueta, terrazo), nuevos objetos (cajones, puertas) y puntos de vista diferentes a la hora de observar su entorno desde otras perspectivas. Todo esto les sirve para consolidar su espacio mental con el que tendrán que solucionar ciertas cuestiones más adelante, como por ejemplo resolver un rompecabezas o un problema matemático.
Otro aspecto favorable para los niños que han gateado, es que aprenden a protegerse mejor. Por medio del gateo el niño ha madurado sus reflejos por lo que son menos habituales las caídas cuando se decide empezar a andar. Hay que tener en cuenta que las caídas son necesarias y forman parte de su aprendizaje, pero aquel bebé que es experto en el gateo, cuando tropiezan al andar, han aprendido a girar para caer de culete, a poner las manos o a rodar para no golpearse en la cabeza.
El bebé gateador empieza, mucho antes, a conquistar su propia autonomía, con lo cual será un niño mucho más despierto, más hábil y con más inquietudes. Nada que ver con aquel que tenemos todo el día sentado en el corralito o en su sillita. Eso sí, la independencia tiene sus riesgos, por lo que nos dará un poco más de trabajo, sobre todo en la atención que debemos tener para evitar todo peligro.
Vía | Guía del Niño
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