La técnica del volcán: una herramienta muy práctica para niños

La ira y el enfado son emociones que, aunque producen algunas sensaciones desagradables, y pueden vivirse en distintos grados de intensidad, no son negativas en sí mismas. Sin embargo, sí pueden llegar a ser negativas las decisiones o las acciones que una persona realiza si se siente desbordada por una ira incontrolada. ¿Cómo aprender a gestionar esas emociones desagradables, pero necesarias y positivas?

La propia naturaleza ofrece metáforas que ejemplifican el proceso interior que experimenta la ira infantil: la técnica del volcán utiliza una referencia muy visual para explicar la fuerza y la intensidad de una emoción que avanza en diferentes etapas.

La metáfora del volcán ejemplifica las fases del enfado

Antes de que la ira se encuentre en su máximo nivel de intensidad, hay un proceso previo. Y es importante poner una atención especial en esas fases para mantener el autocontrol. Se produce un punto de inflexión como consecuencia de un hecho o circunstancia que ha generado un impacto en el interior. Es decir, se experimenta un movimiento que puede ponerse en conexión con el propio proceso de una erupción volcánica.

En consecuencia, la técnica del volcán aporta información práctica para que los niños aprendan a identificar esas primeras señales que preceden a la expresión de la ira. Más allá de la fuerza con la que puede irrumpir una emoción, el niño aprende que dispone de herramientas y recursos para canalizar esa información. Es decir, aunque la emoción es significativa en sí misma, no existe una única manera de actuar ante ella. Y la práctica del autoconocimiento aporta una enseñanza clave: incluso cuando la ira alcanza un elevado nivel de intensidad, no se mantiene en ese estado de forma permanente. Después de ese episodio, llega la calma.

Puedes utilizar la metáfora del volcán y explicar al niño cuál es el proceso de un fenómeno natural como la erupción. Establece un paralelismo entre aquello que ocurre en la naturaleza y lo que sucede en el mundo interior del niño cuando se enfada o vive un episodio de ira. Además, esta técnica es muy visual y creativa. El propio niño puede implicarse para dibujar en un folio la imagen de un volcán, aunque también es posible seleccionar otras imágenes.

Preguntas y reflexiones sobre la ira y las emociones

Sobre la base de ese contenido visual, puedes establecer un diálogo con tu hijo para reflexionar en torno a sus sentimientos y emociones. Los interrogantes pueden estar orientados a profundizar en las causas y las consecuencias de la ira. Es decir, la técnica del volcán ofrece la oportunidad de identificar aquellos motivos que pueden propiciar esta emoción. Pero también, ofrece la posibilidad de reflexionar en torno al comportamiento. ¿Qué gestos y acciones lleva a cabo el niño cuando está enfadado?

Al observar la evolución de diferentes episodios de ira, es habitual identificar un mismo esquema que se repite. Pero el niño puede aprender a gestionar esas situaciones con más tranquilidad. La técnica del volcán también es una invitación para analizar aquello que es posible hacer para que la intensidad del enfado no aumente hasta niveles desproporcionados.

La técnica del volcán tiene aplicación práctica en el ámbito de la psicología infantil. Pues bien, la técnica está perfectamente explicada y desarrollada en el cuento Mi volcán dirigido a lectores a partir de 3 años. Es una obra ilustrada con una bonita presentación creada por Laura Aguilera, autora del proyecto, y la ilustradora Ana Pedreira. Una obra que pone en conexión la rabia y la calma.

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