Las rabietas infantiles, en ocasiones, resultan imprevisibles. Sin embargo, la paciencia se convierte en un recurso esencial para responder con empatía ante las emociones y necesidades del niño. Sin embargo, cuando tu hijo es muy pequeño, tal vez no comprenda con claridad el motivo por el que es mejor hacer una cosa en vez de otra. ¿Cómo actuar en ese caso para reorientar la situación? Existe una técnica sencilla que se utiliza habitualmente: la distracción se convierte en una herramienta clave.
La educación emocional no es un objetivo completo y acabado en un momento determinado, sino un viaje de constante aprendizaje. Por ello, la humildad es uno de los ingredientes que deben cultivar padres y madres para guiar e iluminar el camino de sus hijos (pero también su propia historia). La Navidad es un periodo en el que las emociones y los sentimientos adquieren una visibilidad añadida. En El Blog Infantil compartimos seis consejos para potenciar la educación emocional en la familia.
La nostalgia es un sentimiento habitual en la existencia humana. En ocasiones, hace referencia a una persona, un lugar o una sensación. Pero también puede remitir a una etapa concreta de la vida. De este modo, algunos adultos añoran su niñez en la madurez. Una añoranza que puede brotar en muchos momentos del año como, por ejemplo, en Navidad. También, en el Día de Todos los Santos cuando recuerda la ausencia de figuras tan queridas como los abuelos.
Existen distintas herramientas de inteligencia emocional que fomentan el autoconocimiento en los niños. La imagen de un globo puede convertirse en un símbolo de un proceso emocional. En ocasiones, el niño se siente desbordado por tensiones y sensaciones desagradables que va acumulando en su interior. Cuando eso sucede, ocurre lo mismo que pasa con un globo que está a punto de explotar. Ya no tiene capacidad para resistir más el peso y la fuerza de ese contenido interior.
El verano puede convertirse en una importante oportunidad de crecimiento y aprendizaje para familias con niños. Las vacaciones ofrecen un contexto diferente que alimenta una convivencia que avanza a un ritmo más relajado. Por esta razón, es un buen periodo para practicar, alimentar y desarrollar la inteligencia emocional en la vida familiar. En El Blog Infantil te proponemos cinco recomendaciones para reflexionar.
En la escuela o en la vida académica, el niño percibe y vivencia la realidad desde su perspectiva. Y las emociones influyen directamente en su punto de vista. Por ello, la educación emocional alimenta la introspección y el descubrimiento personal en dos de los escenarios más relevantes de la rutina infantil.
La ira y el enfado son emociones que, aunque producen algunas sensaciones desagradables, y pueden vivirse en distintos grados de intensidad, no son negativas en sí mismas. Sin embargo, sí pueden llegar a ser negativas las decisiones o las acciones que una persona realiza si se siente desbordada por una ira incontrolada. ¿Cómo aprender a gestionar esas emociones desagradables, pero necesarias y positivas?
Existen diferentes estímulos que se perciben como un premio. Una dulce recompensa que puede disfrutarse de manera inmediata o, por el contrario, dentro de un rato. La gratificación retardada hace referencia a esta última cuestión. En ese caso, se aplaza el instante en el que el niño obtiene ese valor. Es una capacidad que se adquiere, se entrena y se ejercita de manera gradual.
Cada tipo de juego puede ponerse en conexión con el desarrollo de habilidades y competencias clave. Una dinámica de entretenimiento cumple una función concreta. Principalmente, ofrece diversión y conexión con el presente. Pero también aporta otros beneficios añadidos. En el caso concreto de aquellos juegos, que se clasifican en la categoría de expresivos, promueven el desarrollo integral del niño.