Leer libros por placer: clave para fomentar el hábito lector

Disfrutar de la lectura debería ser lo más importante cuando se trata de cultivar el hábito lector en la infancia, la adolescencia o la madurez. Sin embargo, esa capacidad de disfrutar, en ocasiones, queda en un segundo plano ante diferentes variables.
Por ejemplo, la atención constante hacia otro tipo de actividades en las que el niño o el adolescente adopta un rol más pasivo. La falta de tiempo, las ocupaciones constantes o la lectura vivida como una obligación son otros factores a tener en cuenta.
Disfrutar de la lectura: la clave del hábito lector
Leer libros por placer es una experiencia que adquiere un significado especialmente positivo en la sociedad de la prisa, la inmediatez y la velocidad. Disfrutar de la lectura supone vivir el viaje de la historia que presenta el argumento como un proceso. Y, también, implica adoptar una lectura consciente y libre en la que el lector tiene la oportunidad de decidir en cada momento si le interesa la obra, y quiere continuar avanzando en cada página, o por el contrario, prefiere descubrir una propuesta más interesante.
Una propuesta que conecta más con su universo personal, sus intereses, su momento vital o sus propias necesidades. La combinación de estos y otros factores influyen en la propia percepción de una obra y en la formación del hábito lector desde un punto de vista personal. La lectura por placer se convierte en una experiencia integral que unifica el entretenimiento, el desarrollo de la imaginación, la creatividad, la conexión con otras realidades, la compañía, la amistad, los valores…
Leer por placer es una capacidad que puede aprenderse
En torno al mundo de la lectura existen diferentes aprendizajes. Y cultivar la capacidad de leer por placer es un aprendizaje valioso en sí mismo. Un aprendizaje que, por otra parte, repercute en la adquisición de vocabulario, en el contacto con el mundo de la cultura, en el interés por descubrir nuevas obras, en la identificación de aquellas tendencias que conectan más con el gusto propio… La capacidad de aprender a disfrutar a través de la literatura se convierte en un regalo.
La infancia es el periodo vital en el que es posible sentar las bases con mayor firmeza en torno a la experiencia de leer por placer. Porque, en este momento, influyen positivamente las rutinas adquiridas en torno a los libros, por ejemplo, visitar la biblioteca con regularidad, percibir el ejemplo cercano de padres y abuelos lectores, jugar con los libros o intercambiar diferentes historias con primos y amigos. Sin embargo, más allá de la infancia, también surge la posibilidad de experimentar esta conexión con la lectura porque, existen tantos autores, géneros y variedad de propuestas, que es prácticamente imposible que el lector no encuentre alguna referencia que le atrape desde el primer instante.
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