5 beneficios que el hábito de la lectura aporta a largo plazo

Muchas familias ponen una atención especial en acompañar a los niños en la formación del hábito de la lectura. El sentido que este aprendizaje posee va más allá del entretenimiento y la diversión que aporta a corto plazo. De hecho, es una semilla de conocimiento que proporciona notables beneficios a largo plazo. Desde ese enfoque analizamos cuáles son las ventajas que aportan la lectura y los planes literarios en los niños.

1. Educar el gusto por la lectura (leer no es una obligación)

Durante la infancia, es habitual orientar a los niños en la elección de sus primeras lecturas. Sin embargo, el contacto con diferentes historias, géneros y autores le permite descubrir cuáles son sus preferencias personales. Un factor que es clave para que el hábito perdure en el futuro.

2. Libertad interior

La libertad es un don personal que el ser humano puede utilizar de forma responsable en la toma de decisiones. Pues bien, la lectura alimenta la libertad interior puesto que potencia el aprendizaje y aporta conocimiento. Además, también ofrece un refugio a través del que es posible vivir experiencias inolvidables por medio de la imaginación, la creatividad y la implicación directa en la historia.

3. Aprendizaje

El hábito de la lectura es una fuente de aprendizaje. Es un hábito que no está condicionado por ningún título académico y, sin embargo, aporta una gran sabiduría a largo plazo. Es una vía de descubrimiento e investigación que gira en torno a temas muy variados. La visión del largo plazo ofrece la perspectiva necesaria para observar la evolución y el cambio que el lector experimenta en sus preferencias e intereses en distintas etapas. Sin embargo, aquellos libros que dejan una huella en su recuerdo, proporcionan un viaje en el tiempo.

4. Bienestar personal

La lectura, al igual que otras actividades de ocio, aporta disfrute y bienestar. Por ello, puede ofrecer un espacio personal para prevenir el estrés o descansar. Además, es un plan de ocio que resulta muy accesible al poder disfrutarse en casa, en la biblioteca del barrio, en un parque al aire libre, en el hogar de los abuelos, en una librería…

El hábito de la lectura en la infancia o en otros periodos de la vida no está determinado por el número de títulos que el lector descubre a lo largo del año. Quince o veinte minutos, como ya hemos comentado en otras ocasiones en El Blog Infantil, pueden ser muy significativos. Ese pequeño espacio de tiempo, que parece poco relevante a corto plazo, puede cambiar la vida de un niño que se convierte en un adulto que ha integrado el interés por la literatura en su filosofía de vida.

5. Nuevas conversaciones

El hábito de la lectura trasciende más allá de la vivencia individual, puesto que puede ponerse en común con los demás a través de numerosas experiencias. El éxito actual de los clubes de lectura es un reflejo de cómo el libro puede unir a los lectores a través de conversaciones inolvidables. En definitiva, las conclusiones y las observaciones en torno a la lectura alimentan la comunicación intergeneracional.

En definitiva, el hábito de la lectura es un viaje en el tiempo. Un viaje en el que también hay pausas. Es decir, es posible retomar la costumbre de leer tras haber abandonado en algún momento esa rutina.

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