Ocho valores para fomentar el emprendimiento en niños y niñas
El mundo del emprendimiento puede empezar a descubrirse desde la infancia a través de diferentes juegos, experiencias educativas y propuestas de simulación que recrean el proceso real de poner en marcha una iniciativa concreta. ¿Qué valores conviene alimentar en la infancia para potenciar el espíritu emprendedor en niños y niñas?
1. Curiosidad
En un momento en el que parece que ya está todo prácticamente inventado, la iniciativa de los emprendedores es un claro ejemplo de la importancia que tiene la innovación y la curiosidad para seguir abriendo puertas e identificando otras oportunidades.
2. Trabajo en equipo y colaboración
El emprendimiento también pone el acento en la perspectiva del nosotros como un valor en el que las tareas, las perspectivas y las competencias de diferentes personas se complementan perfectamente en la práctica. Por ello, algunos proyectos de grupo también fomentan el aprendizaje del emprendimiento en la infancia.
3. Resiliencia
El proceso de emprender no es sencillo en ninguna etapa. El camino puede estar condicionado por obstáculos, estancamiento, oscuridad, dudas, errores… En consecuencia, la resiliencia es un factor clave para transformar la adversidad en una oportunidad para crecer, aprender y evolucionar.
4. Responsabilidad
Los niños pueden observar el ejemplo de perseverancia de muchos emprendedores y emprendedoras a través de su entorno más cercano. Los negocios de proximidad, de hecho, que ofrecen una amplia red de servicios en ciudades y pueblos, son un ejemplo de ello. Proyectos que destacan por la calidad del trato al cliente y el valor de la responsabilidad en el cumplimiento de los compromisos profesionales.
5. Ilusión
La ilusión es un importante valor frente al estancamiento en la zona de confort. La ilusión alimenta las ganas de aprender, la superación personal y la autonomía. Además, es un ingrediente que tiene una dimensión trascendente puesto que deja su huella en la sociedad. El emprendedor, de hecho, impacta positivamente en su entorno a través de sus acciones.
6. Planificación
Las grandes ideas no son fruto de la improvisación puesto que, incluso en la forma de llevarlas a cabo, requieren de altas dosis de organización y planificación. Por ello, el espíritu emprendedor se alinea con el establecimiento de metas claras, el desarrollo de estrategias viables y el seguimiento de un orden.
7. Iniciativa personal
Todos los seres humanos tienen habilidades, cualidades y talentos. Pero el talento no crece y se afianza por sí mismo, sino que se desarrolla y entrena a través de experiencias positivas. El desarrollo de la iniciativa personal es inherente a cualquier proceso de emprendimiento en el que el sujeto hace posible la iniciativa que lleva a cabo (le da forma a través de su motivación, implicación y compromiso).
8. Liderazgo
Los juegos de emprendimiento y las experiencias de simulación que se desarrollan durante la infancia ponen el acento en las distintas perspectivas del mundo de los negocios. El liderazgo es uno de los ingredientes más importantes en relación con la colaboración y el trabajo en equipo.
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