Periodo silencioso: cómo influye en el aprendizaje de un idioma
El silencio es un ingrediente que adquiere una especial relevancia en numerosos procesos de aprendizaje. La capacidad de estar en silencio también se educa y se entrena a partir de la experiencia. Existen espacios que, de hecho, crean el contexto propicio para practicarlo. La biblioteca es un ejemplo de ello. Pues bien, el silencio forma parte de una de las etapas del aprendizaje de la lengua materna o de un segundo idioma.
Qué es la etapa de silencio
Antes de que el niño pronuncie nuevas palabras en inglés o muestre confianza en la comunicación en este idioma, experimenta un tiempo de preparación. De este modo, entiende el significado de los mensajes que recibe, se siente cómodo en su rol de oyente y asimila estructuras gramaticales. Recuerda que cada niño tiene su propio ritmo en el aprendizaje de un idioma.
Por ello, es importante que el entorno respete su evolución sin establecer plazos de tiempo de forma permanente. Sin embargo, la etapa de silencio está acompañada por el descubrimiento de nuevos estímulos. El niño observa la realidad desde otra perspectiva: escucha conceptos que remiten a objetos del entorno que percibe a su alrededor.
El contacto con una segunda lengua enriquece la zona de confort previa. Durante la etapa de silencio es frecuente que el niño no conteste por medio del lenguaje verbal a las indicaciones del interlocutor. Sin embargo, sí interactúa por medio del lenguaje corporal. Por ejemplo, asiente o niega con la cabeza en un gesto de afirmación o de negación. Conviene no extraer conclusiones equivocadas de la etapa de silencio. Por ejemplo, es posible cometer el error de creer que, aparentemente, el niño permanece estancado en un punto determinado. Sin embargo, está inmerso en un proceso de aprendizaje constante. De hecho, ten en cuenta que asimila una gran cantidad de información.
La capacidad de comunicación va más allá de las palabras y también se completa con el lenguaje gestual. Por ello, es importante hablar al bebé con frecuencia. Y también es positivo que participe de un entorno en el que escucha otras conversaciones. A través de esta experiencia cotidiana, recibe una información con la que se familiariza a largo plazo. Pues bien, es posible establecer un paralelismo entre el aprendizaje de la lengua materna y la adquisición de un segundo idioma. Durante el periodo silencioso el niño afianza su nivel de comprensión.
Es esencial respetar el ritmo de cada niño
Los padres pueden leer cuentos a sus hijos en un segundo idioma o cantar canciones. También pueden integrar pequeñas indicaciones en la rutina cotidiana. Pero en ningún momento deben llevar a cabo estas acciones con la expectativa de observar una respuesta inmediata en el niño. Es decir, es importante respetar el proceso que experimenta el hablante hasta alcanzar ese momento en el que se siente preparado para formar sus primeras oraciones.
No es recomendable insistir al niño para que pronuncie sus primeras palabras. Ten en cuenta que ese acto puede producir un efecto contrario al deseado en su nivel de confianza.
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