En cuanto los niños empiezan a tener un dominio, más o menos, del lenguaje se inicia la etapa de las inevitables preguntas. Según el desarrollo y curiosidad del pequeño, estas dudas se van sucediendo con mayor o menor intensidad. ¿Por qué llueve?, ¿de donde vienen los niños? o ¿por qué las judías son verdes en vez de naranjas con lunares lilas? pueden ser algunas de las que se vayan planteando a lo largo de su crecimiento. A medida que su mundo se amplia, las interrogantes, también, irán sucediéndose como una cadena infinita.
Dar y recibir cariño podría parecer algo sencillo en apariencia, sin embargo, en el camino de la libertad emocional todos tenemos obstáculos y barreras que superar. Algunas de esas barreras hunden sus raíces en la más tierna infancia, en concreto, el desarrollo de la personalidad tiene sus cimientos en los primeros años de vida a través de la educación recibida en la familia, en el colegio, la integración con los compañeros de colegio…
Brindarles a nuestros hijos educación con afecto influye directamente en el desarrollo de la memoria, gracias a este tipo de educación el área del cerebro vinculado a la memoria tiene la capacidad de desarrollarse casi un 10 por ciento más.
Hoy se celebra el día 14 de febrero. Pero muchos niños, en medio de la fiebre consumista que se vive en los comercios con motivo del día de los Enamorados puede que ignoren quién era realmente San Valentín. Ese cupido tan especial al que brindamos memoria cada año. Pues bien, San Valentín fue un sacerdote que vivió en el s. III en el Imperio Romano.
En cierto modo, la vida es tiempo, sin embargo, a veces, el presente se nos va de las manos sin vivirlo de verdad. Por ejemplo, es más frecuente de lo que parece a simple vista que los problemas y obligaciones del trabajo quiten calidad a la vida familiar y al tiempo que se disfruta con los niños. ¿Cómo se puede mejorar el clima del hogar para poder elevar también el nivel de satisfacción y de felicidad? En primer lugar, merece la pena tener una perfecta organización con la pareja para poder llegar a todo. Por otra parte, se debe aprovechar la rutina del día a día para hacer planes tan sencillos como dar un paseo, ir al parque, merendar juntos, hablar antes de hacer los deberes, leer un cuento a los niños antes de dormir…
El doctor Juan Casado, jefe de Pediatría en el Hospital del Niño Jesús, escribe un blog muy interesante en El Mundo al que nos hemos referido en alguna ocasión anterior. El último tema que trata merece una reflexión, el efecto calmante que tienen los padres o los seres queridos para un niño con dolor o asustado. Y es que no hace falta ser más que un poco observador para apreciar que cuando nos asustamos mucho o nos duele algo, casi todos llamamos o pensamos en nuestras madres.
He leído en el blog De mamás & de papás de El País, un artículo que me ha hecho pensar mucho. En el se cuenta que una madre americana ha reconocido en su blog que quiere más a su hijo pequeño que a su hija mayor. La autora del artículo español, Cecilia Jan, ofrece una explicación evolutiva que personalmente no me convence, ya que considero que si en la historia se ha favorecido a un hijo sobre otro ha sido por motivos económicos, no genéticos.
Un fin de semana más os informamos sobre las novedades de la programación infantil prevista para este sábado y domingo de primavera en el que por supuesto, gracias al buen tiempo apetece disfrutar del contacto con la naturaleza. Sin embargo, como hay tiempo para todo seguro que podéis organizar un plan en familia para ver una película en cualquier momento del día.
Juan Casado Flores, jefe de servicio de Pediatría del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús y profesor de Pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid, afirma que, "existe una relación bien definida y contrastada científicamente que evidencia que el afecto de los padres influye positivamente en la salud de los hijos". El doctor pone algún ejemplo, como que los pequeños están mejor alimentados y hay una menor tasa de diabetes, obesidad y otras patologías. También influye en la mejor respuesta del organismo del niño ante problemas como la anorexia o la bulimia.