
Ya estamos a sólo unos días para que los niños de nuestro país inicien el nuevo curso escolar. A estas alturas seguro que nuestros niños ya están preparando su material, llenando sus mochilas, forrando sus libros y contando las horas que quedan para volver a la rutina. Afortunadamente esos nervios, esas emociones y enigmas que se plantean ante una nueva aventura escolar, es igual para todos, aunque los centros escolares sean bien distintos para un buen número de niños.
Empieza un nuevo curso escolar y un buen número de cambios llegan hasta la vida de nuestros peques. Retomar la rutina, controlar los horarios, ir a la cama pronto, madrugar y establecer un tiempo para los estudios, son algunas de esas tareas cotidianas que, después del plácido verano, regresan a sus vidas. Quizás al principio les cueste un poquito, pero los niños se llevan bien con la rutina, incluso, llegadas estas fechas, la están pidiendo a gritos.
Ya se han acabado las vacaciones de verano y cada uno vuelve a su rutina. A los niños les toca regresar a la escuela, retomar sus tareas escolares, reencontrarse con sus compañeros y lanzarse con ánimo y energía con nuevos retos que les harán crecer y ampliar su universo, no solo educativo sino también emocional.
Una de las grandes batallas con las que tienen que lidiar la mayoría de profesores cada día en el aula, es la de mantener a los alumnos sentados y callados en sus pupitres. Sin embargo, según un estudio realizado en Estados Unidos, si los niños se toman breves descansos a lo largo de la jornada escolar, y se mueven en el aula, son capaces de asimilar más información, concentrarse mejor y, por lo tanto, aprender más.
No es el primer caso y, desgraciadamente, no será el último. Algunos pueblos o núcleos rurales se encuentran con grandes dificultades para poder seguir ofreciendo una educación de calidad y completa a sus niños. Si a esto le unimos el descenso de la natalidad o el traslado de las familias a las grandes ciudades, con el fin de encontrar mejores oportunidades laborales, entonces nos encontramos con zonas totalmente desprotegidas para la educación de los pequeños.
Detectar los problemas de visión en los niños no siempre es fácil. Salvo que ellos lo manifiesten abiertamente o presenten cualquier síntoma físico, como fuertes jaquecas o guiños extremos, resulta complicado que por sí mismos se den cuenta. Es así como al resultarle más difícil ver la pizarra en el colegio o centrarse en los libros, su interés y concentración por el estudio van abandonándose, llegando en muchos casos, al fracaso escolar.
Para mejorar nuestra sociedad, es importante conocer las opiniones y necesidades de sus habitantes. Las encuestas e investigaciones nos sirven para ello, siendo una fuente de información totalmente necesaria para ir mejorando nuestra forma de vida y relación con los demás. Pero suele suceder que, a menudo, esa opinión que se recaba se olvida de un sector muy importante de nuestra sociedad: los niños.
Ahora sí que ha terminado agosto con sus vacaciones, tiempo de ocio y, en la mayoría de los casos, desmadre de horarios, sueño e, incluso, alimentación. Ya quedan sólo unos pocos días para la vuelta al cole, así que tendremos que ir acostumbrándonos, de nuevo, a la rutina.
Después de casi tres meses de ocio, diversión y horarios descontrolados, ya vamos entrando en el momento hostil de retomar la rutina. Apenas nos separan unas pocas semanas de que los niños regresen al colegio con todo lo que ello implica. Ahora es el mejor momento para que empiecen a acostumbrarse a madrugar un poquito e irse a la cama, también, un poco antes, así irán regulando sus horas de sueño.