Cuando llegan las bajas temperaturas y el invierno nos envuelve con su presencia, es cuando debemos buscar las mejores formas de abrigarnos para sentirnos aislados del frío. Para los adultos es sencillo, nuestro cuerpo pone en marcha sus síntomas de alerta y nos invita a ponernos las prendas necesarias para que nuestro cuerpo esté bien protegido, pero en los niños, especialmente en los bebés que todavía no pueden expresarse, resulta más complicado.
Si estás a punto de dar a luz o si te quedan algunos meses camino al invierno, es posible que andes un poco preocupada por los cambios de temperatura que va a tener que sufrir tu bebé. Hablar de las bajas temperaturas supone hacer una asociación inmediata con el frío, los catarros, los mocos, los virus y la protección extrema ante un ambiente que nos resulta, mayormente, hostil.
Ofrecer a nuestros niños una buena alimentación es fundamental para su desarrollo durante todas las etapas de su vida. Es necesario que sigamos los consejos del pediatra y las pautas que nos vaya marcando con el fin de ir introduciendo los nuevos alimentos, pero ¿sabes cuáles son los más indicados para cada estación?
El mercado editorial está plagado de libros, cuentos y fábulas que nos hablan sobre cualquier evento cotidiano que se nos pueda presentar a lo largo de la vida. Estas historias mágicas, y siempre llenas de encanto, nos pueden ser muy útiles para enseñarles a los niños ciertos aspectos del comportamiento humano que, a menudo, nos resulta complicado explicar. Por eso, y porque es vital que les enseñemos elementos tan importantes como la solidaridad, la amistad o el respeto, entre otros muchos, los cuentos infantiles se convierten en nuestros mejores aliados.
Una nueva investigación científica, en torno al embarazo y la salud del bebé, nos llega desde Gran Bretaña. En esta ocasión gira en torno a la vitamina D, también conocida como la vitamina del Sol, y que influye, directamente, en la formación de nuestro pequeño. Una carencia de este nutriente puede acarrear serios problemas de salud y, de forma muy especial, en la formación de sus huesos.
Durante la época invernal las actividades de exterior para hacer con niños se nos acortan de forma considerable. Días fríos o con lluvia que nos obligan a quedarnos al calor del hogar, con el fin de evitar los temidos resfriados. También, y precisamente por ello, los peques suelen tener más momentos de bajones de salud, por lo que el tiempo en casa se alarga. Lo mejor, sin duda, será encontrar actividades que podamos hacer todos juntos sin tener que pisar la calle.
El verano está pegando los últimos coletazos y ya se nota en el ambiente una importante bajada de las temperaturas. Así las mangas empiezan a alargarse, los pantalones se hacen largos y, poco a poco, iremos cubriéndonos con más capas de abrigo según el termómetro vaya descendiendo. El otoño está a la vuelta de la esquina y con él, también, el cambio de armario.
La verdad es que no tenía muy claro si escribir o no sobre alimentación infantil en invierno, puesto que estamos ya en una fase avanzada del mismo. Pero aunque queda muy poco para la primavera, el hecho de que el tiempo sea inestable, y de que nos encontremos aún con días fríos, creo que justifica esta información.