
El hábito de la lectura alimenta el mundo interior del lector en cualquier etapa de la vida. Una experiencia que también enriquece el universo personal de la maternidad y la paternidad. A través de los libros es posible descubrir otras realidades y perspectivas diferentes. Soy una madre normal es uno de los libros que ha publicado recientemente Irene Alonso Hidalgo.
Actualmente, la incertidumbre llega a todos los sectores de la sociedad: empleo, economía, relaciones personales, expectativas de futuro y familia. Frente a lo incierto, es importante encontrar el arraigo de certezas que impulsan la resiliencia. La familia es una fuente de protección para el ser humano que cuenta con la compañía de seres queridos.
Aficionar a los niños a la lectura debería resultar una de las tareas prioritarias junto a otras muchas de nuestras obligaciones como padres. Además de alimentarles el estómago, también estaría bien que les alimentásemos la creatividad, la emoción y la fantasía, algo que debe ir ligado al crecimiento de los niños desde su nacimiento. Por esto no vamos a dejar de recomendar, cada lunes, una nueva lectura infantil, sabiendo que, con ella, van a entrar en un nuevo mundo donde todo puede ser posible.
Ser madre va más allá del tiempo puesto que la maternidad remite a la naturaleza femenina, sin embargo, la maternidad también se ve influida por el entorno. Por ello, la sociedad moderna marca la necesidad de adaptación. En primer lugar, merece la pena hacer autocrítica: Tenemos más tecnologías que nos hacen estar conectados todo el tiempo con la información. ¿Pero de verdad estamos mejor comunicados? La decisión de entrar en el círculo de la tecnología es personal, es decir, tanto que incluso, todavía existen personas que de una forma consciente prefieren no tener televisión en casa para poder dedicar ese tiempo a otro tipo de actividades y para favorecer el diálogo en la familia.
Sin duda, ser madre es una labor difícil puesto que cada etapa de la vida de un niño es diferente. Por ejemplo, la infancia implica un cambio drástico respecto a la etapa de bebé puesto que el niño conforme va creciendo va ganando en autonomía, además, también comienza a hacer nuevas amistades aunque todavía sigue tomando al papá y a la mamá como un referente.
Todas sabemos que el tiempo se nos pasa volando, cuando son pequeños muchas veces por las obligaciones que tenemos les dedicamos poco tiempo a nuestros hijos, y cuando estamos en condiciones de dedicarles más tiempo, vemos que han crecido y son ellos los que nos pueden dedicar poco tiempo a nosotros.