
Los libros infantiles deben estar presentes, casi de forma obligada, en todas las casas en las que hay niños. Además de ofrecerles divertidos juguetes o el acceso a las tecnologías más novedosas, también es importante que los peques puedan disfrutar de la lectura y de todos los beneficios que ella les aporta. Incluso sin saber reconocer las letras todavía, los niños crecen rodeados de creatividad y belleza, dos pilares fundamentales para disfrutar de una vida más plena.
Muchas son las teorías que se han barajado en torno al funcionamiento de la memoria humana y de como se nos van olvidando ciertos recuerdos que ocurrieron, especialmente, durante los primeros años de nuestra vida. Es lo que se llama "amnesia infantil" y que ya desarrolló Freud con una de sus controvertidas teorías que, como siempre, iban encaminadas hacia un subconsciente que reprimía aquella memoria temprana debido a una inadecuada percepción sexual.
Además de tratarse de un libro excelente con unas ilustraciones llenas de emotividad y luz, también pudimos disfrutar de esta gran obra maestra a través de un cortometraje, precisamente fue el ganador de un Oscar de Hollywood en 2007. Y es que esta entrañable historia, aunque en algunos momentos pueda parecernos triste o pesimista, nos habla continuamente de los deseos de superación, de la eterna alegría de vivir y de como los seres humanos, aun encontrándonos en las situaciones más dramáticas, siempre sacamos fuerzas de cualquier sitio para seguir sobreviviendo.
Hoy quiero presentaros una manualidad que puede entretener a los niños durante la recolecta de los materiales necesarios y durante su elaboración. A todos los niños les llama la atención las botellas decorativas que tienen diferentes colores o elementos. La verdad es que yo misma suelo quedarme encandilada mirando el movimiento de los líquidos de estas hipnotizadoras botellas.
¿Cuál es tu primer recuerdo? El mío es de cuando tenía tres años y pico y el siguiente a los cuatro años y medio. Los dos puedo fecharlos y ambos son propios no contados. Según una investigación soy de lo más normalito porque la edad media del primer recuerdo de un adulto es precisamente los tres años y medio. En los niños, sin embargo, el primer recuerdo se va actualizando según crecen.
A casi todos los niños les gusta recoger conchas, piedrecitas y arena de la playa, y luego no sabemos que hacer con ellos. Podemos convertir esos tesoros en un recuerdo de vacaciones y de paso disfrutar de un par de tardes entretenidas con los peques. Os proponemos dos sencillas y duraderas manualidades que podeís hacer durante el verano o al volver a casa. En ambos casos hace falta recoger arena y algunas conchas y piedrecitas de la playa.