
Los soldaditos de plomo y el Museo L’Iber de Valencia
Los museos, a menudo, suelen ser edificios herméticos y llenos de maravillas que casi nadie visita. Yo diría que en España tenemos poca afición a asomarnos a los grandes templos del arte, del coleccionismo o de la simple curiosidad más creativa. Una buena forma de pasar una tarde distendida, lúdica y divertida con los niños, por ejemplo, puede ser aquella en la que combinemos aspectos educativos con otros cercanos al juego. Ir al cine, al teatro, acudir al estadio o al gimnasio, pueden ser buenas alternativas de diversión pero, también los museos, van a ofrecernos una ventana alternativa por la que asomarnos a otros mundos, a otras vidas, ofreciéndonos un amplio abanico de posibilidades con las que crecer interiormente.