Superar el miedo a los perros

Superar el miedo a los perros

Escrito por: Sacra    28 julio 2010     2 minutos

Sucede que, algunas veces, nuestro niño desarrolla un importante miedo hacia los perros. En algunas ocasiones puede derivarse después de haber tenido una mala experiencia siendo muy pequeños: un repentino susto ante un ladrido o que el propio animal le haya gruñido ante una situación anómala. En otras ocasiones somos nosotros o alguien cercano a la familia el que siente ese temor y, de algún modo, se lo transmite al pequeño. Pero, por regla general y en la mayoría de los casos, sólo se trata de un miedo que surge de la nada y que tal como ha venido se marcha sin más.

De todos modos debemos ser muy respetuosos con los temores de nuestros hijos y sin llegar a que lo mantenga obsesionado durante todo el día, si valorarlos en la justa medida, ya que un niño que no encuentra apoyo o comprensión en su familia, con respecto a sus miedos, acabará frustrándose y perdiendo la confianza en nosotros. Así que aquí te ofrecemos algunos consejos que podrán ayudarte para que el pequeño supere su miedo a los perros.

No ridiculizarle ni reírnos de su miedo. Una de las peores cosas que te pueden pasar es que, a la propia angustia que sientes frente a una escena de temor se sume la del ridículo, sobre todo cuando hay más personas alrededor ajenas a tu propio núcleo familiar. Tampoco debemos obligarle a que lo toque, a que se acerque o a que intente superar, en un santiamén, ese momento de pánico. Todo lleva su tiempo.

No hacerle chantaje. Puede que en un primer momento nos funcione, como pasa en otros aspectos de la vida, pero a la larga no es el mejor método para superar su temor, posiblemente consigamos el efecto contrario y vaya acumulando, con el tiempo, otros tipos de pánico.

No enfadarnos ni regañarle. En todo momento debemos mantener un situación de calma y comprensión. Es importante mantener un diálogo abierto con él explicándole que todos hemos tenido miedo a algo pero que con el tiempo se superan. Hablarles de las bondades de los perros, el bien que hacen en personas con discapacidades o en misiones heroicas buscando personas o rescatando a heridos.

Tú eres el mejor ejemplo. Acariciar el perro de un amigo o tirarle la pelota para que te la devuelva, pueden ser gestos en los que tu hijo vea que, efectivamente, el perro puede llegar a ser el mejor amigo del hombre, incluido él.

Vía | Cuidado Infantil