La superación personal es un antídoto de resiliencia infantil. La capacidad de ser feliz no queda determinada por aquello que ocurre a nivel externo cuando el ser humano cuenta con recursos internos para sobreponerse a una situación.
Las lecturas infantiles nos sirven para que los niños se diviertan, se habitúen a una nueva forma de ocio, aprendan nuevas palabras y encuentren una serie de valores morales que a veces nos resulta complicado explicarles con palabras. Nada mejor que ofrecer una divertida aventura para que los peques entiendan la necesidad de ciertos límites en la conducta o de la entrega desinteresada hacia los demás.
La Asociación Americana de Psicología da diez consejos para el desarrollo de la resiliencia (la capacidad del ser humano de superar las circunstancias negativas y crecer con ello) en los niños. La semana pasada, compartimos cinco de estos consejos y, ahora, analizamos el resto.
Resiliencia es una palabra extraña al español, ajena a nuestra lengua, pero que sin embargo hace referencia a un bello concepto que pugna por revolucionar la psicología tal y como hoy la conocemos. En vez de centrarse en los traumas y debilidades, la resiliencia se apoya en las fortalezas y en el uso que el hombre hace de ellas para salir de los problemas.
Los seres humanos solemos pasar por etapas de nuestra vida en las que creemos que no vamos a tener fuerzas suficientes, ni siquiera la valentía necesaria para enfrentarnos a nuevos retos. La vida es como una escalera en la que cada peldaño nos lleva a alcanzar nuevos desafíos con los que ir superándonos día a día. De esto saben mucho los niños que, para ellos, cada segundo contiene una nueva puerta que abrir, una nueva sorpresa que descubrir y un obstáculo más que superar.
A menudo resulta complicado explicar a los niños ciertos conceptos que les pueden resultar extraños, ajenos o, incluso, que les es imposible asimilar con total naturalidad. Se trata de diferencias humanas que pueden arrastrarse desde la infancia y que no terminamos de solucionar llegada a la edad adulta, consiguiendo que seamos seres infelices, llenos de miedo y, sobre todo, incapaces de resolvernos en la vida con todo nuestro potencial.
Es increíble como pueden llegarte al corazón algunas noticias. En mi caso no he podido dejar de emocionarme al conocer la historia de una pequeña llamada Ellie Challis. Con tan solo dieciséis meses esta pequeña padeció una meningitis que casi le quita la vida. Tuvo que ser operada a vida o muerte y consiguió superarlo pero lo que no se pudo evitar fue la amputación de sus cuatro miembros debido a la septicemia que le causó la meningitis.
Sucede que, algunas veces, nuestro niño desarrolla un importante miedo hacia los perros. En algunas ocasiones puede derivarse después de haber tenido una mala experiencia siendo muy pequeños: un repentino susto ante un ladrido o que el propio animal le haya gruñido ante una situación anómala. En otras ocasiones somos nosotros o alguien cercano a la familia el que siente ese temor y, de algún modo, se lo transmite al pequeño. Pero, por regla general y en la mayoría de los casos, sólo se trata de un miedo que surge de la nada y que tal como ha venido se marcha sin más.
María es una niña muy especial y tiene un padre que también lo es. La pequeña nació en Valencia hace once años tras un embarazo y un parto sin complicaciones. Fue superando las etapas de la primera infancia como todas las niñas de su edad, hasta que cumplió 18 meses. En ese momento las cosas cambiaron y María comenzó a tener los síntomas del Síndrome de Rett. Es una enfermedad rara, para la que no hay tratamiento y que afecta a una niña de cada 12.000 o 15.000 nacimientos. Tardaron dos años en diagnosticarla.
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