Adaptación a una nueva rutina: ¿Cómo ayudar a los niños?

Existen novedades que tienen un reflejo en la sociedad y pueden propiciar la necesidad de adoptar nuevas rutinas. Los ciclos de las vacaciones o el cambio de hora son algunos ejemplos. Pero hay otros muchos procesos que pueden vivirse en el hogar de una familia con niños: una mudanza, la asistencia a una actividad extraescolar o un nuevo aprendizaje pueden añadir otros matices en el calendario a corto plazo. ¿Cómo potenciar la adaptación a una nueva rutina en los niños?

1. La planificación eficaz: un componente clave para que el cambio sea gradual

No todos los procesos pueden planificarse con la misma anticipación o un elevado nivel de atención al detalle. Pero en la medida de lo posible es aconsejable crear una hoja de ruta adaptada a las necesidades de los niños. Un plan de acción que sea de utilidad durante este periodo de adaptación, analizado como una transición.

2. Hacerle partícipe del proceso: él también es protagonista

El entorno puede propiciar el acompañamiento y la creación de un ambiente positivo para el niño. Pero eso no quiere decir que él adopte un rol de espectador en la adaptación a una nueva rutina. De hecho, puede implicarse de forma acorde a su edad por medio de acciones y hábitos que facilitan el proceso.

3. Repetición y refuerzo positivo

La costumbre es el factor que influye en el proceso que vive el niño cuando se familiariza con una nueva rutina. En ese marco de la costumbre, se repiten diferentes acciones que facilitan el aprendizaje y la adaptación al cambio. El refuerzo positivo es muy importante a lo largo de este proceso, porque aporta reconocimiento en un momento en el que el peque sale de su zona de comodidad. No la abandona, sino que la amplía por medio de la incorporación de otra rutina que se adapta a su situación y a sus necesidades.

4. Cómo simplificar las dificultades: juegos, tiempo en familia y sentido del humor

Asimilar una nueva rutina es un proceso que, en ocasiones, puede ser más complejo. Es decir, aparecen dificultades y sensaciones incómodas. ¿Cómo relativizar su influencia por medio de otros factores que aportan seguridad a corto plazo? Los juegos, la lectura, los planes familiares y el sentido del humor son esenciales.

Como hemos comentado, la repetición se integra en la experiencia práctica como parte de la adaptación a una nueva rutina. De este modo, tus indicaciones y el refuerzo positivo son de gran ayuda para tu hijo. Pero existen otros recursos que puedes integrar en el plan de acción para hacerle partícipe de la información. Por ejemplo, la nueva rutina puede presentarse de forma visual en un rincón del hogar.

Todo proceso de adaptación trae consigo un aprendizaje y una preparación para afrontar próximos cambios. Por tanto, es importante percibir este periodo desde el corto plazo, pero también desde su visión a largo plazo. El corto plazo se alimenta a través de la constancia y la paciencia. El largo plazo, por su parte, se enfoca en el sentido positivo de ese proceso, aunque genere incomodidad en algunos instantes.

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