Divorcio: 5 consejos para apoyar a niños y adolescentes

El divorcio de los padres afecta también a los hijos. Por ello, es esencial poner atención en niños y adolescentes para que durante el proceso de adaptación se adapten a una nueva realidad que, aunque diferente, puede ser incluso más constructiva que la situación previa. Y es que, el divorcio supone dejar atrás, en muchas ocasiones, periodos de discusiones, tensiones y conflictos en los padres. Sin embargo, la etapa posterior a la ruptura también puede convertirse en una historia condicionada por los reproches y la distancia. ¿Cómo evitar que eso ocurra? ¿Cómo poner en el centro el cuidado y protección de los hijos?
1. Aquello que une a los padres es más importante que lo que crea una distancia
En este contexto pueden surgir muchas circunstancias y variables que producen una distancia entre ambos. Sin embargo, incluso cuando en esa lista hay bastantes datos que tienen un peso significativo, todo ello es relativo cuando se pone en comparación con el auténtico motor que une a padres y madres de forma objetiva: el bienestar de sus hijos. Pues bien, el bienestar de niños y adolescentes mejora en este proceso cuando padres y madres actúan desde la colaboración, la negociación, la comunicación y la búsqueda de acuerdos.

2. Transmite serenidad y calma
Existen muchas emociones que como madre o padre puedes afrontar a nivel personal después del divorcio. Y es que, no solo vives el proceso de la ruptura como progenitor, sino como pareja. Es aconsejable que te desahogues con otras personas, pero tus confidentes no deberían ser tus hijos cuando compartes los detalles más complejos del proceso o haces referencia a determinados comportamientos de la otra parte. En la relación con tus hijos, intenta convertirte en un ancla de seguridad para ellos a través de tu serenidad y tu calma.
3. Seguir una rutina (que prioriza el bienestar del niño)
Existen diversos factores que pueden cambiar en el horizonte familiar después del divorcio, sin embargo, hay algunos ingredientes que deben permanecer de forma sólida: la previsión de cada día, el cumplimiento de la rutina establecida, el seguimiento de unos horarios centrados en el bienestar de niños y adolescentes… La coordinación de padres y madres se orienta hacia el cumplimiento de los objetivos y metas de cada día.
4. Red de apoyo
El entorno cercano no solo actúa como una fuente de apoyo y ayuda en la vida familiar, al ofrecer su colaboración en el cuidado puntual de los niños, por ejemplo. Esta red de apoyo también es clave en el divorcio puesto que, como ocurre en cualquier sistema integrado por varias personas, los cambios que surgen en el grupo afectan a todo el conjunto. Como padres, es recomendable ofrecer una visión de unidad y cohesión después del divorcio para trasladar este ejemplo a abuelos, seres queridos y amigos. La unidad del grupo repercute directamente en la estabilidad de niños y adolescentes. Por ejemplo, es importante que nadie sienta que tiene que posicionarse en la historia para defender a una de las partes.
5. Confiar en el paso del tiempo (y su efecto positivo)
No se trata de dejar que pasen los meses y los años por pura inercia para que todo vuelva a adquirir un nuevo sentido. Es esencial que los implicados realicen su propio trabajo interior para adquirir lecciones positivas a partir de la experiencia. Sin embargo, el paso del tiempo sí ofrece una perspectiva favorable en el presente cuando los padres tienen en cuenta, cuando están al inicio de este camino, que el tiempo tiende a reducir la intensidad de las emociones que surgen de forma posterior a la ruptura. Por tanto, si existe una buena disposición por ambas partes, poco a poco, los padres pueden descubrir nuevas habilidades (en sí mismos y en el otro).
En un caso de divorcio con hijos, existen muchos aspectos que pueden producir una distancia, sin embargo, los progenitores tienen la responsabilidad de potenciar el bienestar de sus hijos.
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