Evita el consumo excesivo de sal en la alimentación de tus hijos

Evita el consumo excesivo de sal en la alimentación de tus hijos

Escrito por: Macarena   @Macarenagonzal    26 marzo 2015     4 minutos

Salta a la vista que en este blog nos preocupamos por la alimentación de los niños: en los últimos días hemos tenido un post sobre Menuterraneus, otro con una sabrosa (y sanísima) receta, y la experiencia de Fernando (de su hijo más bien) en un taller de cocina.

Una buena alimentación (y entiéndase por buena “equilibrada”), nos proporciona los nutrientes que aportan a las células todo lo que necesitan para la vida, y más concretamente, cumplen con tres funciones importantísimas: plástica, reguladora y energética. Es normal pues que nos importe lo que comen nuestros – y vuestros – hijos. Hoy os vengo a contar algo que muchas veces por alto: el consumo de sal en los niños, y el riesgo para la salud que se derivaría si este fuera elevado.

A iniciativa de la OMS, se ha celebrado recientemente la Semana de Sensibilización sobre la sal

Parece que el gusto por lo salado es una preferencia que vamos adquiriendo desde niños, por ello las madres, y los padres, nos vemos (cuasi) obligados a que desarrollen afinidad por los sabores más naturales, evitando en la medida de nuestras posibilidades, los alimentos muy salados.

¿Cuánta sal consumes a lo largo del día? ¿y tus hijos? Probablemente no lo sepas, de hecho, yo tampoco lo sé; y serviría de poco pesar los ‘pellizcos’ de sal que añadimos a la cocción o a las ensaladas. Esto es porque la mayor parte se encuentra en alimentos procesados: platos preparados, embutidos, quesos, snacks y patés, encabezan el ranking de productos con más sal añadida.

Consumo de Sal

La sal de la vida

Es título de una película que ni siquiera conozco, pero también una manera de aclarar que la sal es necesaria para el organismo. Es un mineral que ayuda a que nuestro cuerpo funcione porque transporta agua a las células (también controla la cantidad de agua del cuerpo), y ayuda a que el sistema nervioso mande impulsos al cerebro. Es necesaria, en su justa medida.

Y eso de “en su justa medida” está ya pensado: en un documento del Ministerio de Sanidad, dentro del Plan Cuídate Más, encontramos que por día, los niños menores de siete años no deberían consumir más de tres gramos, los de edades comprendidas entre 7 y 10, un máximo de 4 gramos; y los adultos, con cinco gramos diarios, ya vamos bien.

¿Es difícil controlar la cantidad de sal? Es cuestión de práctica más bien. Empecemos por priorizar alimentos frescos (sobre todo los de origen vegetal). Por otra parte no estaría de más acostumbrarse a leer etiquetas, sí, ese galimatías que nos desvela datos sobre el origen y la composición de los alimentos procesados. Si un alimento contiene 1,25 gramos de sal por 100 de alimento, ¡tiene mucha sal!. Cuando hablamos de 0,25 gramos por 100 de alimento, nos está aportando poca sal.

También hay productos ‘bajos en sal’, y ‘muy bajos en sal’, ¡qué lío! ¿verdad? En cualquier caso, la información nutricional aparece en el etiquetado de los alimentos. Cuando hagas un cálculo da la sal que aporta ese producto elaborado que estáis a punto de consumir en casa, ten en cuenta también otros que también contienen el mineral, y hayáis comido durante el día: pan, galletas, jamón, una lata de atún – no le han añadido sodio, pero lo contiene -, etc.

También es posible que en lugar de indicarse el contenido de sal, se indique el de ‘sodio’, en este caso, se multiplica la cantidad por 2,5 para conocer el aporte de sal.

Como he dicho el porcentaje de sal que añadimos a las comidas, es poco relevante, aún así más vale que no nos pasemos, por aquello de acostumbrar el paladar de los pequeños a distinguir los verdaderos sabores de los alimentos.

Consumo de sal

Un elevado consumo de sal durante la infancia, “afecta a la presión arterial, y puede predisponer al desarrollo de enfermedades como la hipertensión, osteoporosis, asma y otras patologías respiratorias, obesidad y cáncer de estómago”, según la Organización Mundial de la Salud.

Y sí, ya lo sé, la ingesta excesiva de azúcar, también puede resultar un problema, pero eso lo dejamos para otra ocasión.

Fotos | Flickr – James Emery, Flickr – Connie Ma, Flickr – Dubravko Soric´