Uno de los graves problemas a los que se enfrenta nuestro peque, especialmente con la entrada al colegio, es la del contagio de los piojos. Estos pequeños seres, demasiado molestos y causantes de tantos quebraderos de cabeza, son pasto de muchos mitos y leyendas, tantos que a menudo no sabemos donde empieza o acaba la realidad.
El contagio de los piojos generalmente tiene lugar por contacto directo, de cabello a cabello y en muy pocas ocasiones es contagiado por el hecho de compartir prendas u otras pertenencias personales Los piojos pueden vivir entre uno y dos días cuando se desprenden de una persona, ya que no pueden alimentarse.
En la actualidad uno de cada cinco pequeños se contagia de piojos durante el curso escolar. Desde el Centro de Información de la Pediculosis se advierte la importancia de aumentar las revisiones periódicas y comenzar a protegerse del contagio, en especial durante las primeras semanas del curso escolar.
En muchas ocasiones he declarado mi absoluto rechazo al movimiento anti-vacunación, y he explicado el motivo. Estos padres no están decidiendo únicamente sobre la salud de sus hijos, sino también sobre la de toda la población que por el motivo que sea, no ha sido vacunada o no ha pasado la enfermedad. Es el caso de los bebés que no han alcanzado la edad de vacunación y que son el grupo más débil frente a los contagios.
Estamos a sólo tres semanas de la vuelta al cole y es momento de ir preparándose en todos los sentidos. Además de ir adelantando la hora de ir a la cama o comprar el material escolar, también hay que recordar las medidas preventivas contra los contagios más frecuentes en el colegio. Expertos de la Nemours y del Hospital Pediátrico Alfred I. DuPont en Wilmington, Delaware, dan algunos consejos para evitar la propagación de enfermedades entre escolares.
Suena terrible y arcaíco ¡tiña en un colegio en pleno siglo XXI!, y sin embargo no es nada raro. La tiña es un trastorno común de la piel, especialmente en niños. Es una enfermedad que se contagia por contacto directo o de objetos, por lo que tampoco es extraño que la tengan tantos niños e incluso profesores en un mismo aula o colegio.
Acaba de finalizar un estudio en la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, en el que se muestran distintos aspectos sobre los bostezos y su capacidad de contagio. Tal cual se nos pega una gripe o la varicela, así nos encontramos con que, un gesto tan habitual en el ser humano, deja de ser involuntario para convertirse en una epidemia que afecta al resto del grupo en sólo unos segundos.
Si el niño se rasca mucho el culete podría tener oxiuriasis, unos parásitos que todos conocemos como lombrices. Lo primero que deberíamos saber es que estos molestos parásitos no tienen nada que ver con la alimentación, por tanto es falso que el azúcar, las chuches o el chocolate puedan causarlos. Es una infección frecuente en preescolares y escolares, pero muy contagiosa, por lo que cualquiera podemos padecerlos.
La mayoría recordamos el sarampión como una de las enfermedades típicas de niños, que se trataba con paracetamol y reposo. En principio no es más que eso, pero tiene un alto riesgo de complicaciones como bronquitis, encefalitis, otitis o neumonía, que la convierten en una enfermedad peligrosa. Por eso la vacuna contra el sarampión forma parte del calendario vacunal, y gracias a ello está prácticamente erradicada en España y Europa.