Una de las cosas que más me hace disfrutar como madre es oír la risa de mis niños. Es tan real, enérgica y transmite tanto que la provoco siempre que puedo. La identifico con un momento feliz, claro, pero nunca soy consciente de que además, les causa un efecto beneficioso tanto físico como emocional. Y también es importante.
En la vida de los niños, cualquier momento es el indicado para hacerles reír. Una buena carcajada en los más pequeños es un universo lleno de esperanza hacia un futuro pleno de felicidad, de alegría y estabilidad emocional. Del mismo modo que expresan sus males o sus desacuerdos por medio del llanto, también lo hacen, a través de la risa, y por motivos totalmente contrarios.
La infancia es un periodo de la vida que puede ser muy amargo para algunos niños. Y es que, no todos los niños se sienten integrados en el colegio y tienen amigos. Algunos al contrario, sienten la soledad de sentirse diferentes, sencillamente, porque el resto del grupo así les hace sentirse. La gelotofobia es el miedo a las burlas y a las risas que produce entre otras cosas complejo de inferioridad, ansiedad, miedo a las relaciones sociales, falta de autoestima... Esta sensación de inseguridad puede empezar a formarse en la infancia o en la adolescencia.
La risa es un bien curativo para el alma, una medicina natural que facilita el bienestar emocional de ancianos, adultos y, por supuesto, también niños. En este sentido, tenemos que daros un dato interesante que ayuda a reflexionar: los niños ríen una media de trescientas veces al día. Por el contrario, los adultos sólo lo hacemos entre diez y cien veces.
Hablar de chistes es, sin duda, esbozar una amplia sonrisa y dejarnos llevar por una actitud cómica y optimista del presente. Toda vida debe ser alimentada por el humor con el que, sin duda, seremos capaces de llegar con más facilidad hasta nuestros objetivos. En días anteriores os hemos mostrado algunos chistes infantiles que podemos compartir con nuestros hijos, sabiendo que, educándolos en el optimismo, vamos a impulsarlos hacia una forma de enfrentarse a la vida mucho más amplia.
Sin duda una de las mejores prácticas y estímulos para nuestra vida es la risa. El humor forma parte de todo cuánto nos rodea por eso es importante no perderlo en ningún momento y hacer de él una máxima diaria a fin de no olvidar sentirnos felices cada minuto. La risa, la diversión y el buen humor es uno de los mejores legados que podemos ofrecerles a nuestros niños, de este modo van a crecer con otra amplitud de ánimo, al mismo tiempo que afilan su sensibilidad, ayudándoles a sobrellevar de otro modo los momentos difíciles de la vida.
Son muchas las actividades que podemos realizar, desde nuestra casa, con nuestros niños a fin de entretenerles y pasar un rato divertido. Enseñarles a cocinar, hacer manualidades sencillas, recitarles un poema o jugar a las adivinanzas, pueden ser algunos de los pasatiempos que nos ayuden cuando vienen esas tardes de invierno en las que, inevitablemente, debemos quedarnos en casa.
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