Tengo un niño mentiroso (I)

Tengo un niño mentiroso (I)

Escrito por: Jaime Gomez    7 junio 2010    2 minutos

La mentira en los niños pequeños, tiene un significado y un mecanismo diferente, al de los niños en la etapa de la pubertad, los adolescentes y los adultos. Las primeras muestras de mentira, se dan a muy temprana edad y a manera de juego; basta con ponerle en frente al niño un juguete u objeto llamativo, fingir que no los estamos viendo para que lo tome y luego preguntarle si lo ha tomado: seguramente dirá que no.

Dentro de los pensamientos infantiles, los adultos lo saben todo y siempre hablan con la verdad, no cabe la posibilidad de que estén diciendo algo que no sea cierto, a menos que se trate de una broma o que el niño haga parte de fingir algo, como esconderse con uno de los padres, arrojar un objeto entre juegos y decir “yo no he sido” o “lo arrojó papá”. Sin embargo, la posibilidad de mentir o guardar un secreto, revela al pequeño las limitaciones de sus padres, cuando se da cuenta que no lo saben todo.

Este tipo de avances psicológicos, ayudan a los niños a reconocerse como personas diferenciadas de sus padres, capaces de resolver situaciones, tomar decisiones y dar respuestas; perder la imagen de sus padres como seres omniscientes y todopoderosos, les ayuda a conocer mejor la realidad y a comprender con mayor claridad los acontecimientos diarios del hogar.

Por otra parte, en algunos casos los niños tienen ciertas dificultades para diferenciar la realidad del mundo de sus sueños y anhelos, y a partir de estas confusiones, pueden generarse frustraciones o inseguridades. En tales casos, los pequeños pueden mentir en conversaciones con otros niños, sobre cosas que poseen, regalos que han recibido o cosas que afirman haber visto y vivido.

Vía | Travesuras de bebés
Foto | Fortaleciendo las familias

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