Velocidad de procesamiento lenta: qué es y cómo afecta a los niños

Velocidad de procesamiento lenta: qué es y cómo afecta a los niños

Escrito por: Maite Nicuesa    28 enero 2024     3 minutos

¿Qué es la velocidad de procesamiento lenta y cómo se manifiesta? ¿Cómo afecta a niños y niñas en la escuela o en casa?

En la actualidad, la visión del talento y las capacidades personales se ha enriquecido con la aportación de la teoría de las inteligencias múltiples o el desarrollo de la inteligencia emocional.

Pues bien, hay un concepto que también ha adquirido una mayor relevancia en las investigaciones recientes: el término velocidad de procesamiento lenta no describe un nivel de inteligencia, sino que remite al ritmo con el que la persona responde ante un estímulo concreto (ya sea a nivel visual o auditivo).

Qué es la velocidad de procesamiento lenta

Hace referencia al tiempo que el niño necesita para asimilar una información para ofrecer una respuesta específica. La velocidad de procesamiento lenta no es un problema en sí mismo, sin embargo, sí puede convertirse en un límite cuando no se adoptan las medidas necesarias para atender las necesidades del niño en el ámbito académico o familiar. Es decir, en un contexto marcado por el valor de la inmediatez, el niño puede sentirse desbordado por un entorno que no se adapta a su ritmo.

Más allá de la capacidad que un niño posee para llevar a cabo una tarea de la forma precisa, tal vez necesite un poco más de margen para completar el proceso. Sin embargo, el tiempo perfectamente marcado es un dato que suele estar muy presente en un examen, en una clase o en el espacio disponible para hacer un ejercicio. Por ejemplo, mientras que otros niños responden con rapidez ante la pregunta de un profesor en el aula, un alumno con velocidad de procesamiento lento puede permanecer en un segundo plano en ese momento.

Que Es La Velocidad De Procesamiento Lenta Y Como Afecta A Los Ninos

Cómo se manifiesta la velocidad de procesamiento lenta

El alumno necesita más tiempo para atender a una indicación y seguir los pasos oportunos. Sin embargo, si el entorno no se adapta a sus necesidades, puede perder interés o sentirse desbordado por una realidad que no entiende. Otro de los riesgos que plantea la velocidad de procesamiento lenta en niños y niñas se manifiesta a través de prejuicios y estereotipos.

Por ejemplo, no hay que caer en el error de comparar el comportamiento y la evolución de una persona concreta con el ritmo de sus hermanos, primos u otros compañeros de clase. Tampoco hay que poner etiquetas negativas para encasillar o nombrar el comportamiento del menor. Algunos adultos suelen utilizar el término vago o perezoso para describir un comportamiento específico. Por tanto, padres y educadores deben cultivar la inteligencia emocional. En algunos casos, la velocidad de procesamiento lenta sí puede estar alineada con un diagnóstico concreto. Por ello, el asesoramiento especializado es muy positivo para educadores y familias.

Por otra parte, también conviene aclarar que el componente emocional y el estado de ánimo también pueden producir un efecto en el procesamiento de la información por medio de los diferentes sentidos. Por ejemplo, si el niño experimenta estrés, tristeza profunda o preocupación, ese ingrediente también puede dejar una huella en el ritmo con el que responde ante los estímulos del entorno (un ritmo que no se ajusta a las expectativas habituales de los adultos).


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