Padres tóxicos: comportamientos más habituales

Padres tóxicos: comportamientos más habituales

Escrito por: Sacra    8 mayo 2017     4 minutos

Los padres tóxicos son aquellos que impiden el buen desarrollo emocional de sus hijos. Hay ciertos comportamientos que pueden resultar dañinos ¿los conoces?

Una de las grandes tareas que tenemos los padres para con nuestros hijos, es la de su educación. Conseguir que sean personas honradas, respetuosas y equilibradas, son algunas de las virtudes que necesitamos inculcar a nuestros niños. Pero cada padre, como cada ser humano, es un universo en sí mismo, por lo tanto sus métodos pueden ser totalmente diferentes. Todos deseamos hacerlo lo mejor posible pero el resultado no siempre es el mismo. Dependerá, en gran manera, de nuestra actitud.

En los últimos tiempos se ha conocido un nuevo significado para el tipo de padres que somos. Son los conocidos como padres «tóxicos». Es decir, aquellos que su actitud ante la crianza o comportamiento frente a los hijos influye de forma negativa. Evidentemente no existe un modelo idílico de educación, pero hay ciertas características y comportamientos habituales que pueden hacer mucho daño en el desarrollo de tu hijo. ¿Quieres conocerlos?

Siete comportamientos habituales del padre tóxico

Aunque cada familia es un mundo, y cada método distinto, sí existen siete características muy negativas que impiden el pleno crecimiento emocional de nuestros hijos. En la mayoría de los casos lo hacemos de forma inconsciente, creyendo que vamos a conseguir, justamente, el efecto contrario.

Esos siete comportamientos más habituales son:

  • Críticas constantes. Es importante que sepamos corregir a nuestros hijos en sus comportamientos, actitudes u obligaciones, pero vivir constantemente bajo el yugo de la crítica es totalmente perjudicial para ellos. Lo más probable es que se sientan fracasado en todo lo que hagan, tendrán baja autoestima y se convertirán en adultos hiperperfeccionistas, lo que será un obstáculo en su vida.
  • Reprimir las emociones negativas. Parece que todos los niños están obligados a ser felices y apenas les dejamos hueco para que se sientan tristes, con miedo o con melancolía. Son emociones que, al igual que las positivas, deben ser sentidas y experimentadas. «Los niños no lloran» o «no tienes que sentir miedo», son expresiones que sólo consiguen reprimir sus emociones y hacer que se sientan frustrados ante unos sentimientos que son reales y, a veces, necesarios.
  • Tomar decisiones por ellos. Los niños son pequeños pero no son tontos y pueden tomar sus propias decisiones, algo que olvidamos de vez en cuando. No dejarle elegir va a crear niños rebeldes y totalmente dependientes de sus padres, al mismo tiempo que inseguros en todo aquello que hacen, necesitando siempre de la decisión de otro.
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  • Fomentarles el miedo por todo. Una de las características principales de la infancia es esa falta del sentido del peligro, por eso los padres debemos enseñarles qué cosas pueden hacerse y qué otras no porque entrañan un riesgo importante. Pero de ahí a meterlos en una burbuja, va un abismo. Vivir con miedo nos lleva a ser seres inseguros, desconfiados y que no son capaces de enfrentarse a los envites que, de vez en cuando, nos ofrece la vida.
  • Hacerles sentir culpables. Si nuestro matrimonio se ha ido al traste, casualmente tras el nacimiento del niño; si hemos ganado unos kilos con el embarazo; si se ha resfriado por quitarse la chaqueta; o si tuvimos que interrumpir nuestras clases de tenis, pueden ser motivos para que descarguemos en ellos nuestra frustración y los hagamos sentir culpables sin motivo, sin darnos cuenta que estamos dejando sobre ellos un peso que no les corresponde. Es así como será un adulto que necesite siempre la aprobación de los demás, incapaz de tomar sus propias decisiones.
  • El amor no se condiciona. Desde que nace el niño debe sentirse protegido, comprendido y amado, siempre. Ésto hace que se sienta seguro y crezca motivado y tranquilo. Si el amor que le entregamos lo condicionamos a ciertos comportamientos o logros en los estudios, entonces el niño sentirá que no es merecedor del amor de sus padres. Cuando llegue a adulto, esa misma sensación de «desamor» le acompañará siempre, lo que hará que sus relaciones sean muy complicadas.
  • Crecer sin límites. Los límites son necesarios para que el niño establezca un orden en su desarrollo. Es necesario darles libertad y espacio de acción y pensamiento, pero también enseñarles que hay unas fronteras que nunca se deben pasar. Los límites les hacen sentirse seguros y, por lo tanto, también más felices.

Vía | Rincón de la psicología
Fotos | Grandes medios y Psicoactiva


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