Adolescencia: tener un cuarto propio tras compartir habitación

Adolescencia: tener un cuarto propio tras compartir habitación

Escrito por: Maite Nicuesa   3 minutos

¿Qué ventajas aporta ese momento en el que el adolescente tiene su habitación propia después de haber compartido el cuarto con su hermano durante la infancia?

Es habitual que dos hermanos compartan habitación no solo por motivos de espacio, sino también por la propia decisión de los padres que consideran que esta experiencia es positiva para ellos. Y es que, este contexto puede nutrir el vínculo y enseña a compartir. Sin embargo, existe un momento que también forma parte del crecimiento de un hijo: ese instante en el que reivindica su propio espacio y muestra su deseo de tener su habitación. Por supuesto, dicha medida debe valorarse como viable, únicamente, si el propio hogar hace posible esa alternativa. Si el espacio disponible o la distribución de la vivienda interfieren en esa posibilidad, habla con tu hijo para explicarle las razones por las que, actualmente, no es posible hacer ese punto de inflexión.

Ventajas de tener un cuarto propio tras compartir habitación

Ese instante puede vivirse como un verdadero punto de inflexión en la adolescencia (o antes). Todavía más cuando el encuentro con ese espacio propio parte desde un escenario diferente. La referencia de haber tenido una habitación compartida hace que lo que supone ese momento y las ventajas que se derivan de esa experiencia se valoren todavía más.


Existen otros espacios y zonas comunes en el hogar como, por ejemplo, la cocina, el salón o el jardín. Sin embargo, esos espacios comunes se complementan con otras estancias que se adaptan de una forma más personalizada a otras necesidades individuales. Y el deseo de tener una habitación propia pone de manifiesto esa búsqueda de intimidad para crear un universo propio que no está constantemente condicionado por la presencia de un hermano.

Un hogar está en conexión directa con la perspectiva emocional. Y una habitación propia también se alinea totalmente con la historia vital del protagonista que proyecta sobre ese entorno un universo propio por medio de la decoración, el diseño y la organización del espacio. También se sumerge en ese refugio que le ofrece un entorno seguro para la introspección y el autoconocimiento.

Tener Una Habitacion Propia Despues De Compartir El Cuarto Con Un Hermano Durante La Infancia

Más allá de las normas compartidas: un entorno más flexible

Mientras que el orden y la organización en un dormitorio compartido están más condicionados por el cumplimiento de normas que dependen de la colaboración mutua, un cuarto propio ofrece un mayor grado de flexibilidad para disfrutar de ese espacio a partir de las expectativas personales. Además, cuando llega la adolescencia, tener una habitación propia también muestra que, con frecuencia, es difícil crear un espacio compartido que unifique la realidad de dos hermanos con una diferencia de edad (especialmente si es significativa).

En el proceso de crecimiento surgen nuevas necesidades que inciden en las decisiones de decoración, puesto que la planificación de un espacio debe ser funcional. Por este motivo, tener un cuarto propio, aunque sea pequeño, supone ganar una mayor amplitud para distribuir la estancia de forma acorde a la etapa de la adolescencia. De hecho, es aconsejable que el adolescente también participe en el proceso.

Reportajes


Comentarios cerrados