El aprendizaje: un proceso apasionante desde la infancia

El aprendizaje es una de las experiencias que cambia el destino del ser humano. De hecho, el acceso a la formación puede marcar la diferencia en el futuro de niños y niñas en función de las oportunidades que tienen en el entorno en el que viven. El aprendizaje podría explicarse a través de diferentes metáforas como, por ejemplo, un viaje. En realidad, es un proceso que no finaliza nunca, al menos, si existe curiosidad y motivación para seguir descubriendo cosas nuevas. El aprendizaje también se vincula con las emociones y los sentimientos. De hecho, algunos de los acontecimientos que más se recuerdan son aquellos que tienen una perspectiva vivencial.
El aprendizaje, como experiencia que no está determinada por la edad, es un impulso para superar el edadismo. De hecho, muchos niños y adolescentes pueden observar en el ejemplo de sus abuelos esa capacidad de seguir abriendo camino hacia nuevas experiencias.
El aprendizaje marca una diferencia en el ser humano
El aprendizaje se percibe con especial claridad durante la infancia puesto que cada año muestra el balance de los nuevos objetivos y logros alcanzados.
Y la familia se convierte en parte importante de cada paso que cada niño protagoniza a su propio ritmo. Y es que, otra de las claves del aprendizaje, en la infancia, la adolescencia, u otras etapas de la vida, es que siempre es personalizado. Por tanto, el significado del aprendizaje, como un viaje vital o un proceso, no está condicionado por la velocidad. El aprendizaje marca una diferencia notable en la vida del ser humano puesto que a través del mismo puede poner en perspectiva su propia evolución y su biografía.
El aprendizaje conecta con el desarrollo de talentos, capacidades, logros, destrezas, ideas, pensamiento crítico… El aprendizaje es integral, por ello, también impacta en el ser humano desde una dimensión holística.
Los límites del aprendizaje en el contexto actual
El aprendizaje es importante y conecta con las capacidades y el potencial de niños y adolescentes. Sin embargo, más allá de la trascendencia del aprendizaje, también encuentra sus propios límites. Por ejemplo, el exceso de ocupación o la amplia variedad de opciones de entretenimiento que se centran en el valor de la inmediatez o la distracción continua.
Es decir, existe un completo catálogo de oportunidades frente al aburrimiento que, en ocasiones, es visto de una manera negativa. Por ello, en la sociedad actual, también puede ser importante ir contracorriente de aquello que es tendencia como, por ejemplo, la invasión de la tecnología en nuestras vidas. De hecho, más allá de la aparente perfección que se percibe en este ámbito, pocos aspectos son tan perfectos en sí mismos como aquellas capacidades que diferencian al ser humano (inteligencia, razón, pensamiento, sensibilidad y voluntad). El aprendizaje también conecta con el valor de aquellas preguntas que abren camino para seguir explorando otras posibilidades.
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